Corresponsal en Nueva York
Actualizado:
Guardar
EE.UU. ha solicitado a Honduras el arresto y la extradición del expresidente Juan Orlando Hernández por su supuesta vinculación con el negocio del narcotráfico.
En un principio, el Ministerio de Exteriores de Honduras solo habló de la solicitud de extradición de un «político» del país centroamericano. Pero Salvador Nasralla, actual vicepresidente, confirmó a la agencia AP que se trataba de Hernández, que lideró el país hasta finales del mes pasado.
La posibilidad de que Hernández, presidente de Honduras desde hace ocho años, fuera
perseguido por EE.UU. por sus lazos con el narcotráfico era muy alta. Su hermano, Juan Antonio ‘Tony’ Hernández, que también se dedicó a la política en Honduras, fue condenado en marzo del año pasado por un jurado de Nueva York a cadena perpetua por cargos de tráfico de droga y uso ilegal de armas.
Durante la investigación y el juicio de Tony Hernández, el nombre del ya expresidente hondureño apareció con frecuencia.
Según la fiscalía de EE.UU., Tony Hernández arregló sobornos de narcos para su hermano a cambio de protección para sus envíos de droga. La práctica corrupta comenzó desde que el expresidente era diputado. Algunos de los sobornos le sirvieron para repartirlos con otros diputados y conseguir su apoyo para ser presidente del Congreso, un cargo que alcanzó en 2010.
En 2013 se presentó a presidente de Honduras y, según esas investigaciones, buena parte de la financiación de su campaña llegó de los carteles. La fiscalía estadounidense aseguró que se embolsó 1,6 millones para su campaña y la de otros candidatos del Partido Nacional.
El narco más famoso del mundo, el mexicano Joaquín ‘Chapo’ Guzmán, también contribuyó con un millón de dólares en aquella campaña a cambio de que Hernández, una vez en la presidencia, protegiera sus
cargamentos a través de Honduras. Según EE.UU., Hernández siguió recibiendo sobornos ya en la presidencia del país centroamericano.
La solicitud de extradición se produce pocos días después de que se conociera que EE.UU. había incluido a Hernández en la Lista de Actores Corruptos Antidemocráticos por la «comisión o facilitación de actos de corrupción y narcotráfico y el uso de esos fondos en actividades ilícitas para beneficiar campañas políticas».
La policía hondureña había rodeado ayer la residencia de Hernández, que dejó su cargo el 27 de enero tras la entrada como presidenta de Xiomara Castro y que ingresó de forma inmediata como diputado en el Parlamento Centroamericano, un órgano de integración política de la región con sede en Guatemala.
El abogado de Hernández, Hermes Ramírez, aseguró a la prensa hondureña que el expresidente goza de inmunidad como diputado de ese órgano y que la solicitud de extradición es «una violación del imperio de la ley» y un «abuso».
Hernández ha defendido que las acusaciones en su contra de vínculos con narcotráfico son una venganza de los líderes de los carteles contra él y que en su mandato el crimen violento y el tráfico de drogas se redujo en Honduras.
Durante la presidencia de Donald Trump, Hernández consiguió una buena relación con EE.UU., que tenía mucho interés en el control de los flujos migratorios desde Centroamérica y fue uno de los países que siguió a Trump y anunció el traslado de la embajada de su país en
Israel de Tel Aviv a Jerusalén.
Una vez fuera de la presidencia, la capacidad de maniobra de Hernández frente a las acusaciones desde EE.UU. es mucho más reducida. Queda por ver si consigue eludir la orden de extradición y un futuro similar al de su hermano.
www.abc.es
George is Digismak’s reported cum editor with 13 years of experience in Journalism