El presidente del partido en el Gobierno, Oliver Dowden, y la secretaria de Cultura, Nadine Dorries, se hacen notar en una cruzada que pone a la BBC en el punto de mira
El 59% de los britnicos no saben lo que significa “woke” y sin embargo es la palabra que est incendiando la nueva guerra cultural entre la derecha y la izquierda. El trmino se populariz antes en Estados Unidos, al rebufo del movimiento Black Lives Matter, para definir a las personas “despiertas” o “vigilantes” ante las injusticias sociales.
Pero ha sido en la islas britnicas donde ha adquirido su tono peyorativo, usado hasta la saciedad por los tabloides para descalificar a los “espabilados” o “entendidillos” que han llevado demasiado lejos sus principios. Por ejemplo, con el derribo de estatuas de los esclavistas, con la defensa de las personas “trans” o con la purga de libros en escuelas y universidades.
Pongamos que “woke” aspiraba a ser algo as como una puesta al da en el siglo XXI de lo “polticamente correcto”, con especial vigilancia al racismo, al sexismo y a las minoras. Aunque su uso, desde que fue admitido en el Oxford Dictionary en el 2017, se ha distorsionado gravemente. Hasta el punto que ms que una virtud parece ya un insulto…
“La ideologa “woke” est llegando a todas las partes y es una peligrosa forma de decadencia en nuestra sociedad”, advirti recientemente el presidente del Partido Conservador Oliver Dowden a su paso por Washington. Dowden aprovech el plpito “neocon” de la Heritage Foundation para espolear a la huestes de la derecha dura britnica, que vuelve a agitar el oleaje poltico como no lo haca desde el Brexit.
“En nuestras escuelas y en nuestras universidades, en las facultades de Ciencia Sociales y de ciencias puras, en las dependencias del Gobierno y en las corporaciones…”. Dowden traz un mapa “woke” de largo alcance y advirti que el virus se ha propagado ya a las agencias de inteligencia, con el opsculo “Misin Crtica” que previene contra el uso de palabras como “fuerte” o “dominio” que pueden servir para “reforzar los valores culturales dominantes”.
Dowden aprovech su viaje para pedir el fin del “psicodrama woke“ a ambos lados del Atlntico: “Los Estados Unidos y el Reino Unido pueden ser dos sociedades muy diferentes a veces, pero estamos unidos por los mismos valores fundamentales. No podemos renunciar a ellos para comulgar con estos dogmas, como si la defensa de las libertades fuera algo reaccionario”.
“Cree usted que el presidente Biden es “woke“?”, llegaron a preguntar por cierto al “premier” Boris Johnson, que respondi como si tal cosa: “No hay nada malo en ser “woke“”. Meses despus sorprendi sin embargo a propios y extraos con el nombramiento como secretaria de Cultura de Nadine Dorries, al frente de la cruzada anti-woke del Gobierno, con la BBC como cabeza de turco.
Hasta entonces, Dorries haba sido conocida por plantarle cara en su da a David Cameron (“Clmate, querida”) y al presidente de la Cmara de los Comunes John Bercow. Aunque su verdadero salto a la fama se produjo en la selva y en “Im a celebrity… Get me out of here!” (fue temporalmente suspendida como diputada por no haber informado de su participacin en el “reality show”).
Nacida en 1957, en el seno de una familia obrera en Liverpool, Dorries presume precisamente de no ser la tpica mujer de derechas aferrada a sus privilegios. Lo cual no le impide arremeter contra los “snowflakes” (o “copitos de nieve”), otra manera de llamar o denigrar a los “wokes“…
“Los “snowflakes” de la izquierda estn matando la comedia, derribando la estatuas, quitando libros de las escuelas y de las universidades, suprimiendo a Cristo de las Navidades y suprimiendo la libertad de expresin. Tristemente, la historia se repite. Ser la msica la siguiente?”.
Dorries ya haba identificado a la BBC como caldo de cultivo del “wokesmo“, gracias a su visin “a menudo hipcrita y muy de izquierdas”, encarnada en “hombres aburridos de avanzada edad” empeados en propagar su visin del mundo “al estilo sovitico”. “Los das de la televisin controlada por el Estado se han acabado”, advirti a su llegada, y en eso sigue.
Entre tanto, el debate “wokesmo” est causando tambin divisiones y polmicas en la izquierda. La ltima de ellas has sido la protagonizada por la ex columnista de The Guardian Suzanne Moore, de 62 aos, que se vio en centro de una tormenta sobre la “transfobia” por escribir que el gnero “es una clasificacin biolgica y no un sentimiento”. Moore abandon el peridico tras el “bullying” al que alega que le sometieron varios compaeros.
El caso ms notorio hasta la fecha ha sido sin duda el de JK Rowling, cuya vida cambi para siempre por criticar en Twitter el uso de la expresin “personas menstruantes” en junio del 2020. A Rowling le han dado la espalda los protagonistas de “Harry Potter”, le han puesto el estigma de “feminista radical transexcluyente” (TERF, por sus siglas en ingls) y ha recibido “suficientes amenazas de muerte para empapelar mi casa” en Escocia.
Del 41% de los britnicos que afirman saber lo que significa “woke“, el 29% afirma identificarse con el trmino, frente al 56% que rehyen de l. El 26% piensa que es “wokesmo” es una cosa buena frente al 37% que opinan que es algo malo. Una minora informada cree sin embargo que estamos ante un “falso enemigo”, usado tanto por la izquierda como por la derecha para crear divisiones artificiales y polarizar a la sociedad.
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George is Digismak’s reported cum editor with 13 years of experience in Journalism