Thursday, March 28

El incremento de los costes y el paro del transporte, las nuevas plagas del campo español


El mundo rural vuelve a alzar la voz este domingo en Madrid con una gran manifestación. ABC habla con varios ganaderos y agricultores, que agonizan ante una subida indiscriminada de los gastos laborales y la imposibilidad de repercutir sus nuevos costes a los precios de origen. El paro de los transportistas se ha convertido en un mazazo más.

Ganadera de ovejas de raza merina en Extremadura en una ganadería familiar, María del Camino Limia es también presidenta de la asociación mundial de la ganadería sostenible, que está integrado por representantes de 28 países. Ella estará presente mañana domingo en la manifestación de Madrid porque, según explica a ABC, entiende que «es el momento

 de que la sociedad entienda que los ganaderos estamos siendo perseguidos». Denuncia que «se está demonizando al sector primario, teniendo que aguantar que somos culpables del cambio climático cuando los ganaderos trabajamos de forma sostenible».

Aparte de tratar de visibilizar la raza merina y tratar su recuperación, María del Camino también está volcada en la demostración científica de «cómo todos los ataques que recibimos sobre el consumo de carne no están fundamentados», explica.

En ese sentido, las palabras del ministro de Consumo, Alberto Garzón, sobre el consumo de la carne no gustaron al sector cárnico. «Decía que comer carne era contraproducente para el ser humano. Son conclusiones del Ministerio que ha tomado de activistas que no presentan informes científicos y que dan la espalda a los informes de la ONU. Esta reconoce que España es el país de la UE con mayor consumo de carne pero también el que mayor esperanza de vida tiene y el que menos incidencia de cáncer tiene», justifica. Además, añade que Hong Kong es el país del mundo que más carne consume y «nadie tiene que dudar de la longevidad de la gente de Hong Kong».

Por ello, no entiende que se ataque a un «sector estratégico que impacta en 100.000 familias». También denuncia que los políticos no escuchan a los representantes del campo. «Se generan políticas desde despachos de Madrid que no se pueden implementar en la tierra. La ganadería tiene que ser parte de esas decisiones porque más que nosotros no queremos hacer las cosas mejor y más sostenible», argumenta María del Camino.

Lo ejemplifica con los ataques al sector cárnico, que a su juicio son para «posicionar una industria de carne artificial». Un movimiento que muchos ganaderos no terminan de comprender. «No se defiende la producción de nuestro país», denuncia.

Los precios son una de las batallas que lleva librando el campo español desde antes de la pandemia. Una situación que se recrudece con la subida de los precios energéticos y de los carburantes. «Ahora mismo es triste que estemos trabajando 365 días al año para endeudarnos. Porque lo que vendes vale menos que los suministros que usas para producirlo. No tiene sentido que se trabaje para dar alimentos saludables y nos arruinemos. No podemos cerrar y ya está, porque los animales necesitan alimentarse todos los días», apostilla esta ganadera de Extremadura.

Este alza de los precios indiscriminada junto al resto de problemas está perjudicando que los trabajadores del campo puedan establecerse en los municipios menos poblados de nuestro país, a pesar de la intención del Gobierno de proteger estas localidades. «Quieren que la gente se quede en los pueblos pero es imposible. Es una vida sacrificada. Pido que se nos deje trabajar con dignidad. Pronto quedarán más lobos que niños en los pueblos, denuncia.

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«Necesitamos servicios mínimos para poder traer pienso y alimentar a los terneros»

Carolina Fernández, ganadera de Ciudad Real

Carolina Fernández, ingeniera agrícola que dirige dos explotaciones ganaderas con unas 1.300 cabezas en Menasalvas (Toledo) y en Valle de Alcudia (Ciudad Real), vive una situación ‘in extremis’ que «nos quita el sueño a todos», ya que no están llegando los camiones con pienso para sus 700 terneros. «Entendemos y respetamos la huelga del transporte, pero necesitamos servicios mínimos, los terneros tienen que tener su pienso», afirma desesperada esta emprendedora de 42 años y dos hijas.

Carolina, con su ganado – ABC

Subraya que los precios de los piensos han subido más de un 30%, a lo que hay que sumar el encarecimiento del gasolil. «¿Qué más nos puede ocurrir?», dice. Además, «aunque nos suban los precios del pienso no podemos repercutirlo en la carne».

Comenta a ABC que va a ir mañana a la manifestación en Madrid y que su hija pequeña de 10 años le dijo el otro día, viendo el panorama, que «mamá, ya no quiero que seas ganadera».

«Cada depósito de gasoil del tractor me cuesta 450 euros más que en el verano pasado»

Marcos Garcés, agricultor y ganadero de Teruel

Agricultor de cereales de secano y con una granja de porcino de 12.000 plazas, Marcos Garcés califica la situación actual de «tormenta perfecta», ya que «desde el verano han subido todos los costes, como los fertilizantes, las semillas y el gasoil, pero los precios de los cereales no se han duplicado como los costes, tenemos menos margen, con más riesgos y más volatilidad».

Apunta que se han sumado el encarecimiento de la energía, de los piensos y el problema del transporte.

Garcés, de 35 años, está cogiendo las riendas del negocio de su padre y destaca que en el verano pasado llenar un depósito de gasoil del tractor «me costaba 760 euros, a 0,70 euros el litro, y ahora unos 450 euros más, pues cuesta 1,70 euros el litro».

Marcos Garcés
Marcos Garcés – ABC

También menciona el problema de los suministros de materiales. «Tardamos tres o cuatro meses en conseguir piezas para los tractores». Incluso, comenta que «pedimos un presupuesto para ampliar la granja y solo nos lo garantizan 24 horas por el encarecimiento de los materiales». Por último, subraya que «ahora no hay camiones para sacar la carne fresca».

«Como esto siga así van a desaparecer todas las explotaciones porque es inasumible»

Luis Alfonso Hernández, ganadero de Villabrágima (Valladolid)

Comenzó en la ganadería con 16 años y a sus 50, Luis Alfonso Hernández no ha conocido una época «peor» para el sector. «He tenido etapas buenas, malas y regulares, pero como ésta, ninguna», asegura para resumir el gran ‘bache’ que atraviesa a día de hoy su explotación de más de 2.800 ovejas a consecuencia de unos costes «inasumibles» que hacen que lleve meses —desde julio— «produciendo a pérdidas». Un escenario que ya era complicado y que ha empeorado a raíz del estallido de la guerra en Ucrania hasta el punto que «si esto sigue así desaparecerán todas las explotaciones». «No solo la mía, todas», vaticina convencido este ganadero de Villabrágima (Valladolid), que, además, se dedica también, aunque en menor medida y para el consumo de sus animales, a la agricultura. «Aguantaremos como podamos, pero más tiempo produciendo a pérdidas va a ser inasumible», resume.

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Luis Alfonso Hernández
Luis Alfonso Hernández – HERAS

Lo que más le está afectando a esta granja es el disparado precio de la alimentación de las ovejas. La soja, el maíz, el trigo o la cebada ya se habían encarecido un 25 por ciento antes de la guerra, pero con el conflicto «aún se ha notado más». Lo mismo ha ocurrido con la energía. Si el coste de la luz ya era elevado y ha duplicado la factura —de 1.500 euros a 3.000 al mes—, el encarecimiento del combustible de las últimas jornadas no ayuda a la viabilidad de estas explotaciones. «Solemos pagar unos 60.000 euros al año en gasoil, a unos 0,60 céntimos y ahora lo pagamos a 1,80», explica Hernández, que reclama como solución más inmediata que «se cumpla la ley de la cadena alimentaria». Según explica, «la industria dice que no puede asumir tanto incremento, pero es que nosotros solos no podemos hacerlo».

Si bien, aún no han notado falta de suministros, la huelga de los transportes también va a influir en su día a día. «De momento sí nos han recogido la leche, pero nos están diciendo ya que puede que en adelante no lo hagan y eso significa que nos va a tocar tirar leche», lamenta. Un obstáculo más en un difícil camino que llevan recorriendo demasiado tiempo y que hace también peligrar empleo. Esta explotación familiar cuenta con siete trabajadores, además de los dos hermanos propietarios. «Yo dependo de ellos y ellos de lo que produzcamos», relata el ganadero, que señala, además, que en los últimos años han invertido en modernizar y poner a punto su explotación a través de varios préstamos. «Eso hay que pagarlo», por lo que pide una vez más que «todos arrimen el hombro» para que la ganadería no vaya a pique. Las perspectivas no son nada buenas en un sector además «muy envejecido». «Se han perdido últimamente muchas granjas, pero este año va a ser la puntilla», indica, augurando, además, que los profesionales más mayores decidirán echar el cierre ante tan complicado panorama.

«Las pocas ganaderías que quedamos estamos en peligro de extinción»

Kaelia Cotera, ganadera de Cabrales (Asturias)

En el norte de España, una de las problemáticas que se le añaden al trabajo en el campo son los lobos. Desde el año pasado su caza está prohibida, anulándose todos los planes de gestión que había, según explica a ABC Kaelia Cotera, ganadera de ovejas, cabras y vacas de una empresa familiar en los Picos de Europa. «Cada vez tenemos más bajas, más ataques, nos quedan menos animales. Las pocas ganaderías que quedamos estamos en peligro de extinción. En los

Kaelia Cotera
Kaelia Cotera – ABC

últimos 30 años ha descendido el ovino y el caprino en un 80%», denuncia. Para ella, que no podrá ir a la manifestación del domingo porque no puede dejar a sus animales solos, esta ley no tiene sentido, porque a pesar de que el Gobierno defiende la ganadería extensiva «no la podemos tener porque se la come el lobo. Y tampoco la podemos encerrar porque vienen las denuncias».

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Sobre los costes, denuncia que su trabajo es insostenible con los altos precios del gasoil y los piensos. Además, «el valor de la carne está muy por debajo del que es. Nos lo quieren pagar a precio de fábrica. Y lo nuestro es extensivo, es calidad», sentencia.

«Protesto contra los ataques del Gobierno»

Alejandro Martínez, cazador de Sotos del Burgo (Soria)

Este joven cazador, originario de Sotos del Burgo (Soria), protestará en las calles de Madrid mañana domingo junto a otros representantes del sector cinegético por «los ataques del Gobierno de España contra la caza». Martínez enumera los «hechos» que, a su juicio, no invitan al optimismo, respecto de la importancia que se otorga al sector primario en los pasillos de algunos ministerios: «Hemos visto cómo han desamparado a los ganaderos con el lobo, cuyo estado de conservación es muy bueno, y cómo nos han prohibido la caza de la tórtola cuando la propia Comisión Europea reconoce que esta medida es la principal causa de su declive», explica.

Pero, ¿qué significa para ti la caza? «Es una forma de vida: estás deseando ir al monte cuando llega el fin de semana y aprovechar para consumir carne sana, sin antibióticos…», explica. Alejandro practica cada domingo lo que denomina como «caza social» junto a una treintena de personas entre familiares, amigos y otras personas de esta pequeña población próxima a Burgo de Osma. Además, todos los cazadores suelen reunirse en el único bar del pueblo todos los martes para degustar este tipo de productos. «Le da vida al pueblo», resume el joven cazador.

Alejandro Martínez
Alejandro Martínez – Ángel de Antonio

Este grupo de sorianos realiza tanto caza menor (perdiz roja, liebre…) como mayor (jabalíes) en una localidad que es un ejemplo vivo de la denominada España Vacía. «El último niño nació hace 25 años», destaca nuestro interlocutor. De igual modo, Alejandro también dedica tiempo al tiro al plato, habiendo participado en algún campeonato de España.

De cualquier forma, este aficionado a la cinegética defiende el carácter sostenible de esta actividad y recuerda que «la caza no es solo salir un domingo sino que ponemos comederos y bebederos, actividades de recuperación del hábitat, ya que somos los primeros interesados en que haya más caza».

Alejandro también lamenta que «viviendo en Madrid se sufre bastante el gran desconocimiento que hay sobre la caza». En su opinión, hay puntos positivos como el control de las poblaciones, evitar enfermedades a la fauna silvestre y el aumento de daños en los cultivos, así como la conservación de las propias especies. «Incluso generas interés en las especies», apunta.

En su conversación con ABC, Alejandro Martínez, desmonta otro tópico sobre la caza: «Hay muchas regulaciones, la legislación europea, la nacional, las autonómicas y las reglas internas del coto». Como ejemplo de esto último menciona que, en el coto donde cazan, los años que «flojean» las perdices se autoimponen limitaciones por cazador.


www.abc.es

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