Thursday, March 28

El Papa llama al Patriarca de Moscú para detener la guerra


Corresponsal en el Vaticano
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En un importante gesto de diplomacia religiosa, el Papa Francisco ha conseguido mantener un encuentro a través de video conferencia con el principal líder cristiano de Rusia, el Patriarca de Moscú, Kirill, con quien no había vuelto a hablar desde 2016. «Las partes destacaron la importancia excepcional del proceso de negociación en curso, expresando su esperanza de lograr lo antes posible una paz justa», ha resumido la Iglesia ortodoxa nada más concluirse el encuentro.

Mientras que en la audiencia general de este miércoles, Francisco resumía su visión teológica del conflicto identificando místicamente a Jesús con un niño «nacido bajo las bombas de Kiev», un joven «muerto en brazos de la madre en un bunker de Járkov» o un soldado «enviado veinteañero al frente»; Kirill de Moscú rezaba esta semana en la catedral de Cristo Salvador, para pedir por la protección de los soldados, y por una guerra «rápida y victoriosa» para Rusia.

Francisco ha tenido palabras duras ante Kirill, que aún no ha mencionado la situación de las víctimas de los bombardeos en Ucrania. Le ha dicho que «como pastores tenemos el deber de estar cerca y ayudar a todas las personas que sufren por la guerra». «En el pasado, incluso en nuestras Iglesias, se hablaba de la guerra santa o la guerra justa. Hoy ya no podemos hablar así. Se ha desarrollado una conciencia cristiana de la importancia de la paz», le ha explicado el Papa.

Según el Vaticano, Kirill y Francisco coinciden en que «las Iglesias están llamadas a contribuir a fortalecer la paz y la justicia». El Papa ha añadido que «las guerras son siempre injustas, porque el pueblo de Dios paga las consecuencias. Nuestros corazones no pueden sino llorar ante los niños, las mujeres asesinadas, todas las víctimas de la guerra. La guerra nunca es el camino. El Espíritu que nos une nos pide como pastores que ayudemos a los pueblos que sufren la guerra».

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Por eso no habrá sido un diálogo fácil, ni siquiera para el paciente Papa Francisco. Kirill, que preside la más numerosa de las 14 Iglesias ortodoxas, y la segunda Iglesia cristiana después de la católica, con más de 150 millones de fieles, es considerado un inspirador de Putin y sostiene la llamada «operación militar» en Ucrania.

«Se debatió detalladamente la situación en el territorio ucraniano», resume el comunicado del Patriarcado ortodoxo. «Se prestó especial atención a los aspectos humanitarios de la crisis actual y a los esfuerzos de la Iglesia Ortodoxa Rusa y la Iglesia Católica Romana para superar sus consecuencias», añade. Además, «el Papa Francisco y Su Santidad el Patriarca Kirill también discutieron una serie de temas actuales de cooperación bilateral», concluye.

El comunicado del Vaticano añade algunos detalles muy relevantes, pues habla explícitamente de la «guerra». «La conversación se centró en la guerra de Ucrania y en el papel de los cristianos y sus pastores para hacer todo lo posible para que prevalezca la paz», recita.

«El Papa Francisco agradeció al Patriarca este encuentro, motivado por el deseo de señalar, como pastores de su pueblo, un camino hacia la paz, para rezar por el don de la paz, para que cese el fuego», asegura la Santa Sede. Según el Vaticano, tanto el Papa como el Patriarca coinciden en que como líderes cristianos «no deben utilizar el lenguaje de la política, sino el de Jesús» y que «debemos unirnos en el esfuerzo por ayudar a la paz, por ayudar a los que sufren, por buscar caminos de paz, por detener el fuego«.

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Cuando mencionaron el apoyo al proceso de negociación, el Papa apuntó que «quien paga la factura de la guerra es el pueblo, son los soldados rusos y es el pueblo el que es bombardeado y muere».

Kirill justificó la invasión

Desde que comenzó la invasión, el
tono de las palabras de Kirill es diferente del de las condenas «al derramamiento de sangre» en los ángelus del Papa de los domingos. En sus mensajes desde que comenzó la guerra, el Patriarca ruso ha pedido evitar víctimas civiles, y ha justificado la invasión de Ucrania como un modo de contraatacar el permisivismo sexual de Occidente, representado en el «gay pride».

«El origen del choque está en la relación entre Occidente y Rusia», escribió Kirill la semana pasada interpelado por el Consejo Mundial de las Iglesias para que explicara su posición sobre la guerra.

«En la década de 1990 se prometió a Rusia que se respetaría su seguridad y dignidad. Sin embargo, con el paso del tiempo, las fuerzas que consideran abiertamente a Rusia como su enemigo se han acercado a sus fronteras. Año tras año, mes tras mes, los Estados miembros de la OTAN han aumentado su presencia militar, ignorando la preocupación de Rusia de que estas armas puedan ser utilizadas algún día contra ella», explica el Patriarca de Moscú.

«No han escatimado esfuerzos ni fondos para inundar Ucrania de armas e instructores de guerra. Sin embargo, lo más terrible no son las armas, sino el intento de «reeducar», de reconstruir mentalmente a los ucranianos y a los rusos que viven en Ucrania para convertirlos en enemigos de Rusia», acusa el patriarca.

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Dice que «este trágico conflicto se ha convertido en parte de una estrategia geopolítica a gran escala que pretende, ante todo, debilitar a Rusia», que las sanciones quieren «hacer sufrir no sólo a los líderes políticos o militares rusos, sino al pueblo ruso». «La rusofobia se está difundiendo en el mundo occidental a un ritmo sin precedentes», asegura. Kirill reza para que se establezca «una paz duradera y basada en la justicia», y ruega que Dios «preserve y salve los pueblos de Rusia y Ucrania».

Sus declaraciones muestran la estrecha dependencia entre las Iglesias ortodoxas y los regímenes políticos. Pero también pueden ser reflejo de la posición de debilidad de Kirill en su propia Iglesia. Muchos lo acusan de haber permitido que se perdiera una rama «cismática», precisamente en Ucrania.

Kiev es el centro espiritual de la Iglesia ortodoxa rusa, pues allí se sitúa el nacimiento mismo del Patriarcado de Moscú, con el bautismo en torno al año 988 del príncipe Vladimir I de Kiev. Durante siglos, este patriarcado ha gobernado a los cristianos también en Ucrania. Pero desde los años 90 y sobre todo tras la guerra del Donbass y la invasión de Crimea, casi un tercio de los ortodoxos del país decidió desvincularse de él.

Como obtuvieron el apoyo y el reconocimiento del Patriarca de Constantinopla, «primus inter pares» para convertirse en Iglesia autocéfala, en 2018 Kirill rompió relaciones con él, pero muchos de su Iglesia le acusaron de debilidad por no haber impedido ese reconocimiento. En cualquier caso, ahora la invasión rusa empeorará aún más su situación en Ucrania.

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