Thursday, September 28

El totalitarismo de Putin no se frena con tan poca voluntad


Stefan Zweig fue capaz de expresar como nadie la prdida de fe en el mundo que sufrieron varias generaciones por la devastacin de las dos grandes guerras mundiales. Al escritor austriaco le pes de modo insoportable asistir al derrumbe de su mundo de ayer, observar en primera lnea cmo se desmoronaba el orden social y poltico de la Europa de su tiempo. Un impacto similar es el que deben de estar sintiendo en estas horas tan amargas los millones de ucranianos abandonados a su suerte, que ve

n cmo

de la noche a la maana les han arrebatado su soberana y su libertad

. Pero perplejidad no menor es la que experimentamos todos los ciudadanos de eso que an nos atrevemos a llamar mundo libre mientras asistimos en directo a la inconcebible barbarie que representa que una autocracia como la de Putin estrangule con tanta facilidad a un pas como Ucrania que, con todas sus imperfecciones,

poda presumir de haber abrazado una democracia plena

y de avanzar hacia el sueo europeo que de pronto se ha tornado pesadilla.

REACCIN.

Y qu hemos hecho desde Occidente, desde Europa, para evitarlo;

qu estamos haciendo para frenar esta atroz agresin

que deja en papel mojado el Derecho Internacional e impedir que se imponga la poltica de hechos consumados? Sobrecoge y aun avergenza la impotencia que aflora en la respuesta tan dbil con la que se enfrenta la que a todas luces es la mayor amenaza para la estabilidad y la seguridad en el Viejo Continente desde el final de la Segunda Guerra Mundial. A la decadencia imparable de nuestro protagonismo en la escena internacional se une ahora la constatacin de que estamos inermes,

al albur de demasiadas tiranas dispuestas a aprovechar nuestra manifiesta debilidad

para dar a su antojo cuantas patadas al tablero geopoltico hagan falta para reconfigurar un nuevo orden mundial. Quiz cuando todava nos quede un arrebato de orgullo y decencia y queramos reaccionar, ya sea estril siquiera intentarlo.

Also Read  Texas woman, 26, charged with murder over 'self-induced abortion' | Texas

Putin saba bien que ni los actuales Estados Unidos ni mucho menos Europa iban a reaccionar con energa

y de un modo certero a su agresiva provocacin. Y la grandilocuencia de las amenazas proferidas en los ltimos meses por parte de los lderes occidentales encerraba mucho ms miedo que decisin. Descartada toda accin de carcter ofensivo para plantar cara a la deriva neoimperialista del Kremlin, donde ya

se acaricia la idea de reverdecer el fantasmal espectro de la Unin Sovitica

y volver a hacer caer su teln de acero -ayer amenaz a Suecia y Finlandia-, solo quedaba amagar con sanciones. Pero por ms que se esfuerce Biden en prometer que el tirano de Mosc va a convertirse en un paria y que Rusia dejar de formar parte de la economa global, y por ms que desde Bruselas los desanimados lderes de los Veintisiete anuncien un castigo jams visto como reaccin a la invasin de Ucrania -el ltimo paso sera la congelacin de los activos de Putin y su ministro de Exteriores, Sergei Lavrov-,

las medidas no dejan de parecer caricias a un tigre salvaje

. Con qu ingenuidad se ha amagado con ellas durante todos estos meses confiando en un efecto disuasorio que se ha demostrado del todo fallido ante un autcrata enloquecido.

No es un secreto para nadie, y menos para el Kremlin -ah reside parte de su fortaleza para actuar con tan despreciable impunidad-, que

las sanciones apenas van a tener efectos para Rusia a corto plazo.

Algunas de las medidas esbozadas por Washington y Bruselas podran tener impacto considerable a medio o largo alcance. Pero antes

sern las propias economas occidentales las que sufran duras consecuencias del

efecto boomerang

que inevitablemente se producir, incluidas fuertes subidas del precio de los combustibles y de determinadas materias primas. Y ello en un contexto de todava incipiente recuperacin tras la pandemia del coronavirus y con la inflacin desbocada en casi todas partes.

Also Read  Badajoz is already part of the Camino de Santiago

Putin, como cualquier tirano, disfruta de muchas ventajas respecto a los dirigentes de cualquier democracia, empezando por la de no tener que responder ante regmenes de opinin pblica que le pidan cuentas de sus actos y reaccionen sensibles a las mermas que estn por venir en los bolsillos de los ciudadanos. Por ello, ni siquiera una vez producida la invasin de Ucrania, con la entrada de las tropas rusas en la misma Kiev tras un fortsimo asedio de 24 horas que habra dejado numerosos muertos, se han atrevido los lderes comunitarios

a llevar sus sanciones al lmite

. Como si hubieran tirado la toalla y lo fiaran todo a que este atroz episodio se resuelva rpido para que los focos dejen de resultar tan cegadores, aunque Europa ya no pueda seguir siendo la misma.

Rusia lleva aos desarrollando una agresiva poltica contra los socios comunitarios porque nada le interesa menos que una UE fuerte. Y no ha dejado de recelar de las sucesivas ampliaciones hacia el este, que el Kremlin considera su intocable rea de influencia. De sobra hemos visto que

no tiene freno en sus injerencias

, incluidas interferencias en un proceso como el del Brexit -igual que en las elecciones de Estados Unidos que llevaron a Donald Trump a la Casa Blanca- y otros episodios desestabilizadores que nos afectan directamente como el del proceso separatista en Catalua. Ms nos vale tomar conciencia real de hasta qu punto los europeos nos estamos jugando nuestro futuro ahora mismo en Ucrania, toda vez que

Putin ha decidido por las bravas dinamitar los fundamentos en los que se asientan nuestra seguridad y prosperidad

.

AUTONOMA ESTRATGICA.

Se habla desde hace demasiado tiempo de la necesidad de que la UE avance hacia su autonoma estratgica, en todos los campos. En el militar, porque Washington ha dado sobradas seales de que ya no est dispuesto a librar nuestras guerras. Pero tambin

Also Read  Antony Beevor: La paranoia de Putin

para no depender tanto como en el presente del suministro energtico de dictaduras o regmenes autoritarios

. Todo se estrella sin embargo con la falta de voluntad de nuestro ensimismado continente. Nos creamos conjurados contra las guerras y entre otros muchos errores

hemos cometido uno tan grave como el de dar por hecho que la democracia se defiende sola

, cuando, antes al contrario, exige mucho esfuerzo, conviccin y determinacin de sus ciudadanos para preservarla. Sufrimos las consecuencias de la infantilizacin, del adanismo y del buenismo mal entendido que caracterizan a nuestra pobre poltica actual. Ah tenemos el estrambote en el seno de nuestro propio Gobierno

del que forma parte la Izquierda Unida del ministro Garzn

. Un partido que ayer volvi a dar muestras de que

la estupidez es infinit

a con una convocatoria contra la OTAN a la misma hora en la que Putin disparaba su tiro de gracia contra el legtimo Ejecutivo ucraniano para rendirlo y presumiblemente tratar de colocar una dirigencia ttere en Kiev como si estuviramos en el tiempo de los imperios coloniales.

Y el mundo no deja de girar. Todo lo que est pasando en las ltimas jornadas resulta mucho ms inquietante an por la

presumible alianza del rgimen ruso con la dictadura china

en una pinza capaz de producir una desestabilizacin total. No fue un mensaje tranquilizador desde luego el que transmiti ayer mismo Pekn con nueve incursiones de aviones militares en la zona de defensa de Taiwn precisamente en estos momentos.

Es en esta hora tan crtica cuando los occidentales debemos preguntarnos

qu estamos dispuestos a hacer para defender nuestra libertad.

Para seguir leyendo gratis






www.elmundo.es

Leave a Reply

Your email address will not be published. Required fields are marked *