Wednesday, March 27

«Ha sido mi primera batalla. Ahora me vuelvo a Ucrania»


Palma de Mallorca
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«Este sábado vi las noticias sobre la guerra. Había un vídeo de un ataque de un helicóptero a un edificio de Kiev. Los armamentos los produce la compañía del propietario del barco. Estaban atacando a inocentes». En su declaración en los juzgados de Palma D. Taras O.,
el marinero ucraniano que intentó hundir el megayate de su jefe ruso en Mallorca, ha reconocido que actuó por «venganza» e insistió en que no se arrepiente de nada.

«Mi jefe es un criminal que vende armas que matan al pueblo ucraniano», explicó el detenido en declaraciones recogidas por la prensa local, que no mostró ningún arrepentimiento. Tanto es así que el marinero ucraniano calificó de «primera batalla» su intento de sabotaje y aseguró que regresará a su país para combatir sobre el terreno contra los rusos.

El hombre, de 55 años, se entregó a la Guardia Civil y reconoció todos los hechos en su declaración en el juzgado de guardia, después de ser detenido por sabotaje del barco, propiedad de un magnate ruso dedicado a la fabricación de armamento. El sospechoso ha reconocido que quería vengarse de su jefe, Alexander Mijeev, después de la reciente invasión de su país por parte de las tropas rusas.

El detenido, que trabajaba como mecánico desde hace diez años en el exclusivo barco Lady Anastasia, vio las imágenes de un edificio de viviendas en Kiev que estaba semiderruido por un misil de crucero ruso que, dedujo, seguramente había construido la empresa que dirige su jefe. Entonces se acercó hasta la sala de máquinas del Lady Anastasia y abrió las válvulas de fondo con la intención de que el megayate, de 47 metros de eslora, acabase en las aguas de la marina de Port Adriano, uno de los puertos más exclusivos de Mallorca.

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Antes de abandonar el barco, alertó a sus compañeros de trabajo -también ucranianos- de lo que acababa de hacer para que ellos no sufrieran daños porque su intención era «vengarse del dueño causando solamente daños materiales, no personales». De hecho, incluso cerró las válvulas de combustible para evitar un derrame en el mar.

Cuando le tildaron de «loco», él les recordó que «también eran ucranianos» y que «su patria había sufrido ataques con misiles producidos por el dueño del barco». Además, les subrayó que «no se preocuparan» porque él asumiría «toda la culpa».

Alexander Mijeev es el director general de Rosoboronexport, una empresa vinculada a la corporación estatal rusa Rostec, que se dedica a la exportación de material militar. Recientemente, en octubre de 2021, organizó una muestra de armamento en el Salón Internacional de Tecnologías para la Defensa, organizado en Lima, Perú.

El yate afectado por el sabotaje es uno de los de mayor eslora de Port Adriano. Construido en 2001 y remodelado en varias ocasiones, está valorado en unos siete millones de euros, tiene cinco camarotes y capacidad para acoger a una decena de invitados. Este tipo de embarcaciones de lujo están en el punto de mira de la Unión Europea, que estudia intervenir de alguna forma el patrimonio de los grandes empresarios conectados con el gobierno de Vladimir Putin y que, de una forma u otra, apoyan la invasión de Ucrania.

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