Friday, March 29

Hablan los intelectuales de Ucrania: “Siento una doble amenaza: los bombardeos y que me maten como artista”


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Hay un prejuicio silencioso que acompaa nuestra apreciacin sobre la guerra en Ucrania. Un prejuicio que le conviene mucho a Vladimir Putin, del que de hecho est imbuido. La idea de que en realidad no existe una cultura ucraniana en s misma, que es como mucho un subproducto o una derivacin de la rusa. Y si no hay una cultura ucraniana, quizs tampoco haya un estado real.

Nuestra imaginacin de Ucrania es pobre. Se remonta a algunos anuncios desafortunados con campesinos corpulentos y bufandas envueltas en la cabeza. Luego Chernbil, hambre y atraso. Conocemos los clsicos rusos, al menos de odas, y nos jactamos de ello, pero no de los escritores ucranianos contemporneos (y tal vez tambin nos jactamos de eso). Sin embargo, el lmite es todo nuestro. No se trata de prohibir tontamente los clsicos rusos de nuestros cursos universitarios, sino de dar un paso de madurez al reconocer que hay una cultura especfica de Ucrania, que hay una escena actual -en Kiev, en Lepolis, en Jrkov, en Odesa – , que es la culminacin de una antigua tradicin, y que hoy est en estrecho dilogo con la nuestra. Porque si somos los primeros en no poder liberarnos del prejuicio de que Ucrania es “una parte de la antigua Unin Sovitica”, cmo esperamos que un pensamiento de libertad ascienda en las filas del poder y finalmente se convierta en accin?

En la feria del libro de Lepolis, en 2016, conoc a Kateryna Mihalistyna, autora de libros infantiles. Ahora me dice que ha perdido la habilidad y las ganas de dibujar. Pero hace lo que sea necesario: anuncia los horarios de los trenes en la estacin de Kiev, traduce los folletos de medicamentos antihemorrgicos al ucraniano. Y me ayuda a reunir en un tiempo rcord a la mayor cantidad posible de escritores y artistas ucranianos que todava tienen conexin a Internet, para hablar con ellos, para poder escribir sus nombres aqu.

Los encuentro en Zoom, uno detrs de otro, o en grupos, durante un da entero. Tienen en comn que son jvenes, ucranianos, y que han pasado una noche psima. La ensima. Me he impuesto el deber de consultar las noticias solo tres veces al da, dice Ostap Slyvynsky, porque se ha convertido en un gesto compulsivo. Pero esta noche estuve atrapado hasta las cinco. Despus de colapsar, son la sirena antiarea y no me despert. Eso no es bueno”.

Ostap Slyvynsky.

Como l, todos llevan en la voz y en el rostro los signos del sueo perdido. Tienen la misma expresin que a veces se ve en las personas dentro de los hospitales.

Bajo las bombas, Maria Kozyrenko me habla desde su casa, a unos 15 kilmetros de Jrkov. Hasta ahora, su pueblo se ha librado de las bombas y los rusos an no estn all, pero Mara, su marido y su hijo de 11 aos pasan la mayor parte del tiempo en la nica habitacin sin ventanas de la casa. No tienen un refugio. Afuera, Mara escucha las explosiones. “Son bombas de diferentes tipos, pero no puedo diferenciarlas, porque no soy experta en armas”. No, de hecho Maria Kozyrenko es pintora y poeta. Es bien conocida en Ucrania y sus pinturas se venden en galeras internacionales. En su mbito, en particular, es una figura de referencia, y por eso no se ha ido. “Sera una desercin”. Sin embargo, piensa todo el tiempo en sacar al menos a su hijo. “Pero donde?”. Los trenes van abarrotados y en las carreteras hay colas interminables, paradas, expuestas a bombardeos.

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Mara y su marido salen a hacer voluntariado entre los coches, llevando comida, acogiendo a los que tienen fro. No s si est a punto de llorar o si ya est en otra zona de sufrimiento, mucho ms avanzada, donde todas las emociones se derrumban en cansancio. En enero de 2020, antes de la pandemia y la invasin, Mara estaba con su familia en Martinica. All realiz una serie de pinturas, ‘Las islas’, por la que recibi varios premios. Algunos de esos lienzos estn ahora amontonados en la habitacin donde est, los reconozco. Espera, al mantenerlos juntos, protegerlos mejor de los bombardeos.

El museo de Maria Primachenko fue arrasado por los rusos hace unos das. Hablamos de eso, pero solo por un momento. El flujo de noticias en la guerra es demasiado rpido para entretenerse. “Siento una doble amenaza”, me dice ahora Maria Kozyrenko. “La primera es la de los bombardeos, que afectan a todos. La segunda es que te maten como intelectual.

Hay un fantasma que se cierne sobre la cultura ucraniana, de hecho sobre todos los artistas, escritores y pensadores. Lleva el nombre de Renacimiento Ejecutado. Entre los aos 20 y 30 del siglo XX, casi todos los intelectuales ucranianos fueron asesinados por Stalin. Una eliminacin masiva y sistemtica dirigida a todos aquellos que intentaron devolverle una identidad al pas. Victoria Amelina tambin me habla de esa masacre. El 24 de febrero regresaba de unas vacaciones familiares en Egipto. En el aeropuerto les informaron que el vuelo ya no exista. Pasaron por Polonia y Victoria dej all a su hijo de 10 aos. Luego se fue sola a Lepolis. “Es difcil mantenerse alejado de Ucrania en este momento. Sera como huir”. Victoria Amelina es poeta, pero ya no escribe. “Siempre hay algo ms urgente que hacer”.

Por ejemplo, el director de PEN Ucrania acaba de salir de Kiev con su familia y ella lo est esperando, ha preparado una habitacin para recibirlos. En esta nueva vida, Victoria es la encargada de coordinar las llegadas humanitarias y de municiones. En la anterior organiz un festival literario en Nueva York. No, no en la ciudad de Nueva York, sino en el Nueva York de Donetsk, una ciudad de apenas 10.000 habitantes. El origen del nombre es misterioso: quizs la esposa de uno de los fundadores alemanes vino de EEUU. En cualquier caso, Stalin rusific el nombre en Novgorodske, pero a partir de 2021 la ciudad ha recuperado su identidad original. De hecho, el festival se llamaba True Stories, True Names. “Fue un festival en el frente. A ocho kilmetros estaba Horlivka, ocupada por los rusos. Pero supongo que a partir de ahora todos los festivales ucranianos estarn en el frente”.

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Paolo Giordano
El escritor italiano Paolo Giordano, autor del reportaje.

Antes del 24 de febrero, Ucrania estaba llena de festivales culturales. Conoc a un grupo de directores y productores – Elena Rubashevska, Tetiana Stanieva, Veronika Kryzhna – ubicados en diferentes lugares, dentro y fuera del pas. Entre ellos tambin haba una chica de 20 aos, Sofia Tymchyshyn, que trabaja para un festival de cine cerca de Lepolis. Ahora ella fue a Kiev para ayudar. “En los ltimos das ya no queda mucha comida. Ayer nos encontramos un paquete en la puerta. Antes de irse, la gente deja la comida sobrante a los que nos quedamos”.

Sofa es tan joven y esbelta que es increble imaginarla all. Le pregunto qu cree que pasar, aunque s que es una pregunta estpida. “Estoy segura al cien por cien de que nuestro ejrcito lo lograr”, dice. “Pero necesitamos la zona de exclusin area. En la tierra podemos vencer, en el cielo no podemos. La zona de exclusin area es el punto donde precipitan todas las discusiones porque slo la cobertura area detendra los bombardeos, las bajas masivas de civiles, el tiempo pasado bajo tierra, el terror constante. Pero Occidente no va a imponerlo, ellos lo saben, yo lo s. Ucrania seguir siendo bombardeada.

Tampoco Ostap Slyvynsky est considerando dejar Lepolis. “Al contrario, estoy considerando unirme a las fuerzas de defensa territorial”. Ostap es poeta y no tiene experiencia militar. En 2014, tras la invasin de Crimea, recibi la carta de citacin al ejrcito, como reservista. Recuerdo que psicolgicamente estaba preparado. Camin por las calles y me desped de todo. Al final, no lo llamaron para pelear. “Pero podra suceder en dos o tres das”. Espera la carta y mientras tanto, como muchos, se ocupa de la logstica, sobre todo de ayudar a las personas que quieren salir del pas.

La literatura aqu siempre ha suplido la falta de Estado. Tenemos una tradicin de considerar a los escritores y poetas parte de las instituciones. No slo a nivel moral, tambin pedaggico. Los polacos lo llaman romanticismo til. Durante la Revolucin de la Dignidad, en 2014,estbamos constantemente leyendo, organizando, debatiendo. Tambin iban al frente, a recitar poemas a los soldados, que a menudo lloraban. “Pero ahora es diferente. Hay tanques y hay un liderazgo poltico”.

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En la casa de Ostap, los periodistas y fotgrafos de Kiev y Dnipro estn acampados. En casa de todos, en este momento, hay alguien ms, especialmente desplazados del este. Le pregunto sobre la divisin fantasma de Ucrania en dos: la occidental ms europea, la oriental ms rusa. Dejemos de hablar de dos Ucranias. Solo hay una Ucrania, y est unida y es solidaria. Esa divisin es parte de la propaganda rusa”.

Y la propaganda rusa es el tema que surge varias veces en estas conversaciones, adems de la zona de exclusin area. La propaganda que parece haber preparado esta invasin durante mucho tiempo, y que desautoriza en parte la hiptesis ms conveniente de la iniciativa de un loco. “Es un error decir que la guerra empez el 24 de febrero. La guerra comenz en 2014 con la invasin de Crimea. En todo esto no hay nada nuevo. Slo la brutalidad y la escala son nuevas. En los carteles de propaganda de la Unin Sovitica, recuerda Ostap, Rusia, Ucrania y Bielorrusia eran tres hermanos, alineados de mayor a menor.

Ahora en Europa entienden la prisa de pases como Polonia y Eslovaquia por unirse a la OTAN. Estamos pagando el precio de una fantasa neutral. Pero Europa es la nica opcin para Ucrania. Y viceversa”.

Halyna Kruk mir las redes sociales de muchos compaeros escritores y poetas en el extranjero, incluidos los italianos, y se molest. “Difunden aspectos de la propaganda rusa”. En 2014 uno de sus poemas fue recitado en el Parlamento Europeo y hoy suena a una acusacin an ms grave: “Perdnalos, Europa, y no te sorprendas. / Aqu somos como animales, / Nos cazan las balas como lobos rabiosos”.

El marido de Halyna es fsico y abogado, pero por el momento combate en un puesto no especificado; ni siquiera ella tiene permitido saber dnde. Halyna ensea literatura medieval ucraniana y ni siquiera para ella hay muchas novedades en el frente de la propaganda: “Rusia siempre ha tratado de negar la existencia de una lengua ucraniana, un estado ucraniano, una cultura ucraniana”.

“Antes de 2014, casi todo el contenido cultural estaba en ruso”, me dice Marjana Savka. Para ello fund, junto a su marido, la editorial The Old Lion, una de las primeras en publicar nicamente en ucraniano. Empezaron con libros infantiles, ahora traducen y exportan todo tipo de literatura, tienen ms de cien empleados. “El imperialismo cultural ruso est en todas partes”, me dice. “Tambin se vio en la feria del libro de Bolonia, donde el stand ruso tena este cartel muy alto, que dominaba a los dems.

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