En la crisis rusa la UE ha movido ficha por su cuenta y lo ha hecho a conciencia, sin esperar permiso, autorizacin, ni esperar a saber qu piensa Washington
La victoria de Joe Biden en las elecciones de noviembre de 2020 gener una oleada de euforia en Europa. Tras cuatro aos, los de Donald Trump, de choques, broncas, aranceles, desencuentros, insultos, desprecios, amenazas y desplantes la llegada del demcrata era vista como una bendicin, la mejor de las noticias posibles. “Estados Unidos est de vuelta y Europa est lista“, celebraron los lderes comunitarios. El tiempo, sin embargo, mostr el lado ms agridulce de la realidad. Las relaciones son ahora infinitamente mejores, de varios rdenes de magnitud, pero las cicatrices entre Washington y Bruselas se notan todava. Hay ms respeto, ms entendimiento, ninguna agresin, pero tambin intereses muy diferentes y numerosas zonas de friccin. Trump era el problema principal, pero no el nico.
Esta semana, el presidente, durante una poca definido como “lder del mundo libre”, vuelve a Europa para una cumbre de la OTAN, para sentarse en la mesa del Consejo Europeo y para respaldar en persona a Polonia, en cuyas fronteras escuchan la cada de las bombas rusas. No es la primera visita, no ser la ltima y quizs no sea la ms importante, pero como todas, est cargada de ceremonia, de simbolismo, de energa y de preguntas. Lo que pueden cambiar ahora son las respuestas.
La geopoltica ha pivotado hacia el Este, hacia el Pacfico y el ndico, hacia China. Europa sigue siendo un tablero fundamental, pero ya no es el prioritario para EEUU, que presiona para ms gasto en Defensa, ms inversin en seguridad, pero que sigue queriendo una Unin Europea controlada o controlable. Una socia menor en la coalicin, no una competencia real. La cuestin comercial ha mejorado entre ambas partes, con acuerdos provisionales, pero estamos a aos luz de un acuerdo de libre intercambio como el que casi se cierra en los aos de Obama, con Biden de vicepresidente. Nos apoyamos, pero cuando las vacunas eran necesarias Washington puso un muro a las exportaciones.
Una historia en cuatro captulos
Las relaciones entre la UE y la Casa Blanca desde enero de 2021 hasta la fecha se pueden resumir en cuatro momentos. El primero, el inmediato, poco despus de jurar el cargo, cuando el presidente se sum simblicamente por teleconferencia al Consejo Europeo, a la cumbre de los jefes de Estado y de Gobierno de los 27. Para decir que la normalidad haba vuelto, que Europa era de nuevo aliada y no rival, amiga y no enemiga. “Basndonos en nuestra amistad, vamos a forjar una nueva mentalidad transatlntica, una base slida para renovar nuestra cooperacin”, dijo entonces el presidente del Consejo Europeo, Charles Michel.
El segundo, la primera visita de Biden, en junio del ao pasado, para participar en la cumbre de la OTAN. No tuvo que hacer gran cosa. Teniendo en cuenta que en la anterior reunin su antecesor insult a sus colegas, les llam gorrones, empuj a algunos para posicionarse ante las cmaras y atac en la sala a Pedro Snchez o Angela Merkel, el listn estaba muy bajo. Fue bien, pero ya se vea entonces la distancia entre ambos mundos. Los ciudadanos europeos no se fan como antao de Norteamrica, no incondicionalmente. En Polonia o el Bltico hay devocin, pero muchos en el Viejo Continente le han visto las orejas al lobo y las llamadas a la autonoma estratgica se multiplican. EEUU es la mejor opcin, una irrenunciable, pero ya no puede ser la nica.
El tercer momento es la retirada de EEUU de Afganistn. La decisin en s, el momento, las formas, la falta de coordinacin, las consecuencias, el no mirar atrs. Europa se enfad, se ofendi, se defraud. Vio que las agendas no podan ser ms diferentes. Y se multiplic esa sensacin de que algo ha cambiado y por muy cercano que sea Biden, y por fuertes que sean los vnculos de la OTAN, el mundo ya no volver ser el de hace 20 aos.
Ahora llega el cuarto. Europa se empieza a creer que est asistiendo “al nacimiento de la Unin geopoltica“, en palabras de Borrell. Est creciendo, respondiendo, llenando incluso los huecos que la OTAN no puede cubrir por razones obvias, armando a Ucrania y castigando econmicamente a Rusia. Washington se muestra cerca, en la misma lnea pero a decenas de miles de kilmetros. Su compromiso es claro, con sanciones, soldados, equipamiento, liderazgo en la Alianza. Biden no slo estar en Bruselas, sino que visitar Polonia para reforzar el mensaje de presencia, responsabilidad y disuasin a Mosc. Pero ya no es igual que antes.
La presencia del presidente estadounidense o sus enviados siempre conmociona una ciudad. Bruselas va estar paralizada dos das, los lderes comunitarios se desviven por una foto junto a Biden, como se pelearon hace dos semanas por una con el secretario de Estado, Antony Blinken. El presidente estar el jueves en el Consejo Europeo, tras la Cumbre extraordinaria de la OTAN, por puro simbolismo, por la imagen. Pero ya no principalmente por el liderazgo y el ejemplo. En la crisis rusa la UE ha movido ficha por su cuenta y lo ha hecho a conciencia, sin esperar permiso, autorizacin, sin recibir instrucciones. Desde hace dcadas, todo encuentro de estas caractersticas tena como objetivo saber qu piensa Washington y los pasos para seguir su estela. Esta vez, quizs, no sea as. Y eso, como brjula estratgica, ya sera un paso de gigante.
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George is Digismak’s reported cum editor with 13 years of experience in Journalism