La subida del euríbor acaba con la anomalía de las hipotecas negativas

A finales de 2020 se armó un gran revuelo en el sector financiero ya que alguna autoridad se posicionaba a favor de que la banca pagara a sus clientes por los préstamos con interés negativo. «Creo que el reglamento debería aplicarse en general. Si no hay restricciones legales en ningún país o autoridad nacional, el contrato debe realizarse como se espera. Si van (los intereses de los préstamos hipotecarios) a territorio negativo, bueno, es eso lo que el contrato establece y lo que debe ser respetado», dijo José Manuel Campa, presidente de la Autoridad Bancaria Europea (EBA, por sus siglas en inglés).

Las entidades se defendieron entonces y se negaron a aplicarlo en todos los casos ya que consideran que va en contra de la naturaleza del propio contrato de préstamo. Además, ese
debate jurídico solo podía darse en los créditos anteriores a la nueva ley hipotecaria de 2019.

Así las cosas, como desveló ABC, había entidades que ya estaban cumpliendo con el planteamiento del presidente de la EBA. Es el caso de Bankinter, donde había varios casos en los que el banco estaba ‘pagando’ al cliente por prestarle dinero.

Los supuestos detectados eran sobre hipotecas a tipo variable y de las denominadas multidivisa, es decir, que pueden estar denominadas en cualquiera de las divisas pactadas en el contrato, a petición del hipotecado, y cambiar de moneda a su gusto.

Estas hipotecas por las que el cliente está ‘cobrando’ empezaron en su origen denominadas en monedas extranjeras, como podían ser la libra, el yen, el dólar… y, con el vaivén de los mercados, los hipotecados optaron por resguardarse en el euro. Una vez bajo la divisa europea, el diferencial a aplicar no alcanzaba a superar la estadística negativa del euríbor.

Ahí Bankinter -y también alguna otra entidad financiera- empezó a pagar el interés negativo a varios de sus hipotecados, previa negociación mutua. Pero eso no se tradujo en que el banco abone un dinero en la cuenta del cliente en cuestión. La fórmula escogida fue sumárselo al capital que se amortizaba cada mes del préstamo. Un ejemplo: si el usuario pagaba 1.000 euros mensuales de cuota, Bankinter le estaba amortizando 1.030 euros. Los 30 euros de diferencia entre ambas cantidades viene reflejado en sus recibos como interés con signo negativo.

Esta situación de que al banco le cueste dinero dar crédito está llamada a terminar ante la evolución del euríbor. Frente al -0,502% que se alcanzó en el índice a 12 meses este pasado diciembre, ahora la media del mes de marzo está en el -0,266%… y subiendo. El viernes 25 de marzo se llegó a tocar el -0,142% y de continuarse esta tendencia alcanzaría ya valores positivos en pocos meses.

En su momento, cuando el índice estaba en valores tan negativos, era posible que el interés fuera negativo en aquellas hipotecas con diferenciales muy bajos, inferiores al 0,5%.

Sin embargo, en el escenario ahora ya de las citadas cifras y apuntando incluso a datos positivos, será inevitable que todos los clientes vean cómo se les termina esa anomalía de la hipoteca negativa ya que no existen diferenciales tan bajos como para ser inferiores al euríbor en las condiciones en las que se mueve actualmente.

Cambio de estrategia

Así las cosas,
la subida del euríbor no solo trae consigo el fin de las hipotecas negativas, sino también un cambio en la estrategia comercial de los bancos.

Hasta la fecha se habían potenciado las
hipotecas fijas ya que era la única forma de asegurarse un interés mínimo mientras el euríbor siguiera cayendo. Se han llegado a tirar los precios de este tipo de productos hasta incluso por debajo del 1%.

Ahora que el índice apunta ya a entrar en verde, la banca ha aprovechado para dar un vuelco a su oferta. Ya empiezan a penalizar el tipo fijo -aunque sigue siendo barato respecto a tiempos pasados- y a potenciar el tipo variable, esperando que les dé mayor rédito económico. En este sentido, Banco Santander, Bankinter, BBVA, Ibercaja… ya han actuado ante el incremento del euríbor. Lo han hecho aumentando el coste de los préstamos fijos, reduciendo el de los variables, o ambos al mismo tiempo en según qué casos.