Saturday, April 20

Las armas no callan en el frente norte de Kiev


Alrededor de 1.300 kilómetros separan Estambul de Kiev y el anuncio realizado el martes en la ciudad turca por Moscú no llegó al norte de la capital de Ucrania. Rusia no cumplió con la «reducción drástica de la actividad militar» ni en el frente de Kiev, ni en el de Chernigov. Al contrario, desde que se hizo público este anuncio los cielos de estas ciudades registraron una inusitada actividad y no cesaron las explosiones. Los combates continúan y cientos de civiles volvieron a ser evacuados de urgencia de las zonas de combate, llegaban al puesto de registro de la capital exhaustos y aterrorizados después de pasar semanas metidos en sótanos y búnkeres.

 Irpín debido a «motivos de seguridad», pero los servicios de rescate trabajaron todo el día con intensidad en la evacuación de civiles y la retirada de cuerpos de las calles. Esta ciudad, junto a Bucha y Hostomel, sede del aeropuerto militar, ha sido el punto clave de los combates del último mes y los ucranianos la han combatido con todos los medios porque era la última barrera antes de llegar a la capital. Tras perder el control durante tres semanas, desde el domingo no hay presencia rusa en sus calles.

«Después de tres semanas de ocupación, las tropas rusas abandonaron sus posiciones dentro de Irpín el domingo, pero su salida no supuso el final de los combates porque entonces empezaron a castigarnos con artillería», cuenta Vita

«Después de tres semanas de ocupación, las tropas rusas abandonaron sus posiciones dentro de Irpín el domingo, pero su salida no supuso el final de los combates porque entonces empezaron a castigarnos con artillería», cuenta Vita. Esta mujer de 43 años, como el resto de los civiles recién evacuados, han aguantado hasta el límite, hasta que las bombas han llegado a sus casas. Solo entonces han salido. «Nada más llegar comenzó el saqueo apartamento por apartamento, se llevaban todo lo que podían, lo que no, lo rompían. En nuestro bloque cinco vecinos perdieron la vida por culpa de los bombardeos y sus cuerpos pasaron siete días tirados en la calle, hasta que nos dieron permiso para alejarlos al menos al bosque, un bosque que han dejado lleno de minas».

Also Read  Pediatricians urge caution as hepatitis rises in children

La policía registra el equipaje de los recién llegados y sus documentos. Hay un puesto de Cruz Roja para atender a heridos y otro con comida caliente y bebidas. La fuerte presencia de medios obligó a las fuerzas de seguridad a acordonar la zona de llegada y poner carteles de ‘Stop Press’. Ante la imposibilidad de llegar a las zonas de combate, estos civiles evacuados son los corresponsales improvisados que pueden contar de primera mano la situación en el frente.

Incomunicados

«¿Anuncio ruso de reducción de actividad militar al norte de Kiev?», responde alucinado Aleksander cuando se le interroga por el anuncio de Estambul. «Una de las primeras cosas que hicieron al llegar fue ponernos en una pared y obligarnos a entregarles los teléfonos móviles y ordenadores. Los destrozaron allí mismo. Sin teléfono, sin electricidad… llevamos más de tres semanas aislados e incomunicados, no sabemos nada de lo que están pasando, pero las explosiones son cada vez más fuertes», afirma Aleksaner, que ha dejado su casa atrás junto a su gato Tom. Califica Irpín de «ciudad fantasma, no queda nadie».

«Una de las primeras cosas que hicieron al llegar fue ponernos en una pared y obligarnos a entregarles los teléfonos móviles y ordenadores. Los destrozaron allí mismo. Sin teléfono, sin electricidad… llevamos más de tres semanas aislados»

Desde el Ministerio de Defensa ruso informaron de un «reagrupamiento de fuerzas» en el frente de Kiev y explicaron que la estrategia en este último mes había consistido en mantener entretenidas a las tropas enemigas para que no reforzaran el Donbass. Aseguraron que el objetivo se había logrado y que ahora se centrarán en «liberar el Donbass», en la parte este del país.

Also Read  If Netflix is ​​stumbling will Wall Street renew or cancel? | Netflix

Entre las palabras de los responsables de Defensa y las del equipo negociador ruso en Estambul y la realidad sobre el terreno se percibía una seria desconexión. Si en Kiev no pararon las explosiones, en Chernigov ocurrió lo mismo. Esta ciudad se encuentra 130 kilómetros al norte de la capital y allí el gobernador, Vyacheslav Chaus, recurrió a Telegram para denunciar que «tras anunciar que reducirían su actividad, nos han bombardeado durante toda la noche destrozando bibliotecas, centros comerciales y viviendas civiles. ¿Alguien puede creer su palabra? Por supuesto que no». Esta zona, fronteriza con Bielorrusia ha sido castigada desde el comienzo de la guerra por artillería y aviación y expertos del centro de estudios estratégicos Study of War citados por ‘The New York Times’ aseguraron que «los rusos se preparan para tomar posiciones defensivas a lo largo de río Snov y han dinamitado varios puentes».

Cuatro millones de refugiados

Las ambulancias no dejaron de traer civiles evacuados en toda la jornada. Una evacuación entre el rugido continuo del cielo gris de una Kiev lluviosa. Cada día que pasa aumentan los fallecidos, la destrucción y la cantidad de refugiados y desplazados internos. Naciones Unidas elevó a cuatro millones el número de ucranianos que ha salido del país y de ellos la mitad son niños, según Unicef. Una situación similar se repite con los desplazados internos, cuya cifra supera los seis millones y más de la mitad son menores.

En medio del proceso negociador de Estambul y del clamor de la guerra, el presidente Volodímir Zelenski aprovechó para hablar con Joe Biden. Informó de esta conversación «de una hora de duración» a través de Twitter y aseguró que hablaron de «un mayor apoyo defensivo específico y la llegada de ayuda macrofinanciera y humanitaria». Los civiles evacuados del frente norte de Kiev no sabían nada de la declaración rusa en Estambul y tampoco de los discursos diarios de Zelenski. Estaban confundidos y «ya no sabemos ni quién bombardea, es constante. Irpín no está tan destrozado, pero Bucha está arrasada», lamenta Valeryi, que a sus 64 años solo las bombas sobre su misma casa le han obligado a dejar su ciudad. Su mujer le ayuda a limpiar el barro de su pierna ortopédica. Están vivos y su único pensamiento ahora es volver a casa en cuanto callen las bombas.

Also Read  ¿Hasta cuándo va a durar la calima?


www.abc.es

Leave a Reply

Your email address will not be published. Required fields are marked *