Thursday, March 28

Las damas del Juan Sebastián de Elcano


Una moneda bajo el palo mayor para proteger el barco y a su tripulación. No silbar a bordo para evitar atraer tormentas. Fechas que traen mala suerte –«en martes ni te cases ni te embarques»–; y evitar mirar atrás al abandonar un puerto. Entre otras supersticiones marineras, escuchar el repicar de las campanas de una iglesia al zarpar era un mal presagio, al igual que subir por babor. En cambio, los gatos se consideraban buenos compañeros de travesía. Señal de buena suerte –y de mantener a raya a los roedores que pudiesen deambular por la cubierta–. Había quien incluso aseguraba que las mujeres traían mal augurio en las embarcaciones, motivo por el que debían quedarse en tierra. Sin

 embargo, llevar una imagen femenina –en ocasiones, con el torso desnudo– en el mascarón de proa se creía útil para calmar los mares.

Por eso no resulta extraño que para poder embarcar, algunas se hiciesen pasar por hombres. Así lo hizo Ana María de Soto. Y es que aunque no fue hasta 1988 cuando las mujeres pudieron entrar de forma oficial en las Fuerzas Armadas españolas, esta cordobesa lo hizo en 1793, cuando, bajo el nombre de Antonio, se alistó en los Batallones de Marina –tal y como documenta Alicia Vallina en su ‘Hija del Mar’–. Su aventura, que la llevó, entre otras, a la batalla naval de Cabo San Vicente, finalizó tras cinco años de servicio, cuando en un reconocimiento médico descubrieron el engaño y ordenaron su desembarco inmediato.

Por su servicio como soldado recibió el reconocimiento de Carlos IV, que le expidió licencia de retiro con el grado y sueldo de sargento primero. Nunca pudo volver a su puesto y la primera infante de Marina de la historia de España –y probablemente del mundo–pasó el resto de sus días al frente de un estanco.

Desde esa hazaña, transcurrieron dos siglos hasta que el buque insignia de la Armada española, el Juan Sebastián de Elcano contó con una dama entre sus guardiamarinas. Es decir, una aspirante a oficial.

Also Read  'The tuber man of Kerala' on a quest to champion India's rare and indigenous crops | plants

Fue Ester Yánez en 1992. Para realizar el viaje de prácticas junto a sus compañeros de la Escuela Naval Militar, tuvo que acondicionarse el buque. Ese fue el único cambio necesario: instalar una camareta con cuatro literas. Pese al hito de convertirse en la primera mujer –y primera de su promoción– en participar en el crucero de instrucción a bordo, ella misma subrayó entonces: «Me siento como una persona más de la tripulación».

La dama guardamarina María de las Nieves Cabrera – INÉS BAUCELLS

Lo mismo que 30 años después sostiene otra dama guardiamarina, María de las Nieves Cabrera, que a sus 21 años lleva ya un mes de travesía en Elcano. Con el bergantín-goleta atracado en el puerto de Barcelona, explica que es de las pocas que no tiene familia en la Armada, pero tenía clara su «vocación naval». A pesar de que en este 94º Crucero de Instrucción ellas son solo cuatro del total de 73 alumnos, sostiene que la cifra solo responde a una elección, dado que el acceso está abierto para todos. «Se trata de sentirse cómodo con el trabajo, pasar las pruebas psicofísicas y la nota de corte de Selectividad», apunta. Este es el tercero de sus cinco años de formación, y hasta el próximo 21 de julio, cuando la travesía pondrá punto final con su regreso a La Carraca (Cádiz), el buque será su escuela.

Entre las 231 personas a bordo en el último de los tres cruceros que conmemoran el V centenario de la primera vuelta al mundo de Magallanes y Elcano (1519-1522), hay 31 mujeres. Además de las guardiamarinas, marineras y oficiales. También la teniente de los Cuerpos Comunes Eza Zamudio, a cargo de la enfermería. Para las travesías transoceánicas se unen también un anestesista y un cirujano. Esta malagueña de 33 años recalca que «nunca» ha notado diferencia de trato por ser mujer. «Ni ahora, ni cuando era soldado», explica. Sobre que aún sean minoría, secunda las palabras de la aspirante a oficial: «No hay igualdad que alcanzar porque las puertas están abiertas para todos. Es una cuestión de elección». Además, reprocha: «En enfermería sucede al revés. El 80 por ciento son mujeres, y nadie dice nada».

Also Read  Ofensiva diplomática europea en EE.UU. y Rusia para conseguir una desescalada en Ucrania
La teniente Eza Zamudio
La teniente Eza Zamudio – INÉS BAUCELLS

Según los datos del Ministerio de Defensa, casi el 13 por ciento de los integrantes de las Fuerzas Armadas son mujeres. Un punto por encima en el caso de la Armada, donde son 2.919 de 18.420 efectivos. El porcentaje no ha variado mucho en la última década, aunque Elcano tendrá que ampliar la camareta de cuatro literas para ellas, ya que en la Escuela Naval hay ocho aspirantes en segundo curso que embarcarán el próximo año en el buque-escuela.

Desde su cubierta, Rocío Armario, marinera de 21 años natural de Rota (Cádiz), explica que fue su tío, teniente, quien la hizo suspirar por este barco. Poder navegar en él era una ilusión que cultivó desde pequeña, y ahora una realidad que la llevará a recalar en los puertos de Cabo Verde, San Juan de Puerto Rico, La Habana (Cuba), Miami (EEUU), Cantabria y Galicia.

La marinera Rocío Armario
La marinera Rocío Armario – INÉS BAUCELLS

«Vida de hombres»

Durante los cinco meses que quedan de ruta, se encargará de arreglar los camarotes y de la zona de repostería, así como de abastecer la despensa del barco cuando pisen tierra.

En su caso, sí se sintió cuestionada por haber escogido una profesión que la lleva a pasar mucho tiempo fuera de casa. «A veces aún hay que explicar que las mujeres podemos llevar la misma vida que los hombres», señala.

A bordo, ellas «son un compañero más», constata el guardiamarina Joaquín Rivadulla. El compañerismo es fundamental. Fue lo que más sorprendió a este futuro oficial. «Todos tiran de todos, ayudan y animan», explica, aunque sin olvidar el respeto por la jerarquía. Hasta el momento, lo más duro de la travesía, que antes de arribar a la capital catalana les llevó a Atenas (Grecia) y Civitavecchia (Italia), ha sido el frío. En el barco, de 113 metros de eslora, conviven en un espacio reducido, en ocasiones claustrofóbico, que esconde «una pequeña ciudad», apunta el aspirante.

Also Read  Fines issued over Downing Street party the night before Philip's funeral | Boris Johnson
El guardamarina Joaquín Rivadulla
El guardamarina Joaquín Rivadulla – INÉS BAUCELLS

Para muchos, explica el alférez Carlos Ameyugo, las visitas que reciben en los puertos donde recalan son el mejor aliciente para sobrellevar las semanas que pasan sin ver nada más que el mar. En el caso de Barcelona, de donde Elcano levará anclas este domingo por la mañana, la acogida ha desbordado todas las expectativas. Con las velas desplegadas, partirá desde el muelle norte tras una escala de cinco días.¡Buena proa!

Entradas agotadas

Las más de 12.000 entradas para visitar Elcano en Barcelona, donde atracó el 15 de marzo, se agotaron en pocas horas.
Tras arribar a puerto con niebla baja y mala mar, centenares de visitantes se agolparon en el puerto para subir a bordo. Hacía 18 años desde su última visita a la capital catalana, con motivo del Fórum de las Culturas, y la gran acogida llevó a su capitán a ampliar el horario para que todo aquel que quisiese pudiera pasear por la cubierta del buque insignia de la Armada española que, además de escuela, hace las veces de embajada flotante.

Elcano a su llegada al puerto de Barcelona
Elcano a su llegada al puerto de Barcelona – ADRIÁN QUIROGA

Este domingo, el velero zarpa rumbo a Cabo Verde, aunque hará una pequeña escala en Cartagena (Murcia). La travesía finalizará el 21 de julio, con su regreso a Cádiz.


www.abc.es

Leave a Reply

Your email address will not be published. Required fields are marked *