Tuesday, April 16

Las imágenes de Bucha acorralan a Alemania para que asuma el corte del gas ruso


Corresponsal en Bruselas
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Las imágenes del horror en la localidad ucraniana de Bucha y en otros lugares que habían estado sometidos a la ocupación rusa han provocado un nuevo terremoto político en el seno de la Unión Europea (UE). El Alto Representante para la Política Exterior, Josep Borrell, publicó el lunes por la mañana un comunicado en el que alienta a los gobiernos de los países miembros a que aceleren los preparativos para la ampliación de las sanciones a la dictadura rusa con una formunlación que pretendía a todas luces incitar este debate. «La UE -decía Borrell- seguirá apoyando firmemente a Ucrania y avanzará, con carácter de urgencia, en el trabajo sobre nuevas sanciones contra Rusia».

En Bruselas, todo el mundo es consciente de que la ampliación de las sanciones significa más o menos abrir el debate sobre el embargo total del gas y el petróleo rusos y eso necesita además de la unanimidad de todos los países, un cálculo realista de sus efectos económicos.

El debate ha empezado ya, incluyendo también reproches entrelazados de aquellos que como Polonia culpan a Alemania de ser «el principal obstáculo» para ampliar las sanciones. Otros temen que los problemas los ponga el primer ministro húngaro, Víktor Orbán, que acaba de volver a ser aclamado por cuarta vez en las urnas
y que se empeña en mantener cierta equidistancia con el dictador ruso Vladímir Putin. Orbán es dependiente de los hidrocarburos que le compra a Rusia.

Desde el comienzo de la guerra, en toda la UE pesa como una losa esa idea de que cada día se le envían a Rusia más de 700 millones de euros a cambio del gas y el petróleo, que le sirven a Putin para financiar la guerra. En su mensaje de ayer, Borrell señala que lo que ha sucedido en Bucha constituye «el verdadero rostro de la brutal guerra de agresión que Rusia está librando contra Ucrania y su pueblo» y «quedará inscrita en la lista de atrocidades cometidas en suelo europeo». Para el Alto Representante, «las autoridades rusas son responsables de estas atrocidades, cometidas mientras tenían el control efectivo de la zona. Están sujetos al derecho internacional de la ocupación y por ello los autores de crímenes de guerra y otras violaciones graves, así como los funcionarios gubernamentales y líderes militares responsables, rendirán cuentas».

El presidente francés, Emanuel Macron, que también ha intentado mantener la comunicación con el Kremlin, dijo claramente el lunes por la mañana en una entrevista radiofónica que, después de haber visto las noticias de lo que calificó como «crímenes de guerra», es favorable a que se imponga un nuevo paquete de sanciones que incluya las importaciones de combustibles. «Estoy a favor de un nuevo bloque de sanciones» y «en particular, con el carbón y el petróleo tenemos que actuar», dijo el francés.

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Para Francia, que no depende del gas ruso, se trata de una decisión relativamente poco importante, lo que no le sucede a Alemania, que, sin embargo, no puede sustraerse a las presiones que está recibiendo en todas direcciones.

Cortar lazos económicos

El ministro alemán de Finanzas, Christian Linder, que participaba el lunes en la reunión del Eurogrupo en Luxemburgo, trató de mantener una posición coherente para su Gobierno entre las dos realidades. En Twitter, escribió que después de haber visto lo que ha sucedido en Bucha «ahora no puede haber ninguna duda de que estamos lidiando con una guerra criminal» y, por ello, «la comunidad internacional y especialmente nosotros como europeos debemos preparar un próximo paquete de sanciones». Pero a su entrada a la reunión había declarado que «está claro que debemos poner fin lo más rápido posible a todos los lazos económicos con Rusia. Debemos planificar sanciones duras, pero el gas no se puede sustituir a corto plazo. Nos infligiríamos más daño a nosotros mismos que a ellos».

El presidente francés, Emanuel Macron, que también ha intentado mantener la comunicación con el Kremlin

Su colega, la ministra de Asuntos Exteriores alemana, Annalena Baerbock, también intentó reafirmar su posición al anunciar el lunes mismo la expulsión de «un número significativo» de diplomáticos rusos acreditados en
Alemania, un total de cuarenta, que es algo que ya habían hecho otros países la semana pasada, empezando por Polonia, Irlanda, Holanda o Bélgica. Baerbock anunciaba su disposición a «ampliar las sanciones contra Rusia, aumentar resueltamente el apoyo a las fuerzas armadas ucranianas y también fortalecer el flanco oriental de la OTAN» en la línea de los demás países.

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Nada de esto ha convencido al primer ministro polaco, Mateusz Morawiecki, que el lunes en una rueda de prensa dijo que el principal problema no es Orbán, que había hecho de su obsesión por no involucrarse en el conflicto enviando armas a Ucrania un argumento de campaña, sino Alemania y su dependencia. «Tenemos que ver que, independientemente de cómo nos acerquemos a Hungría, esta es la cuarta victoria de Orbán y tenemos que respetar las elecciones democráticas -dijo Morawiecki-. Sin embargo, creo que es Alemania el principal obstáculo para las sanciones, mientras que Hungría está a favor».

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