De los 23.203 millones de trabajadores activos en España, el 47,2% son mujeres. Sin embargo, y a pesar de ser minoría dentro del mercado de trabajo, hay profesiones en las que la presencia femenina es más abultada. De hecho, en nueve sectores económicos ellas suponen más del 70% de la plantilla. Aunque se trata de empleos que tienen que ver, por lo general, con el cuidado y la atención a los demás –personal doméstico, de residencias, servicios sociales, confección…–, destaca por encima del resto el gran empuje que han protagonizado las mujeres dentro del ámbito sanitario. En él se ha producido un crecimiento constante de las doctoras que, desde 2017 –según datos del Instituto Nacional de Estadística– son ya
mayoría. Las mujeres han tirado hacia arriba en el sector, pasando de representar el 37,82% en el año 2000 al 52,24% en 2020.
Su número se ha duplicado: de las 67.713 profesionales de entonces a las 144.290 del último registro, de hace dos años.
Según el informe ‘Modelo de Simulación de Médicos Especialistas en España 2021-2035’ adelantado hace unos días por el Ministerio de Sanidad, las mujeres son el 61% del total, aunque su distribución es desigual por variedades: en Pediatría son tres de cada cuatro facultativos, pero en cambio solo una de cada cinco se dedican a la Urología. Los hombres predominan, además, en las especialidades quirúrgicas. En base a los datos relativos de la última convocatoria de la Formación Sanitaria Especializada, el 75% de quienes han aprobado el examen en las distintas ramas que se ofertan son mujeres, por lo que continuarán su carrera como residentes. De ellas, el 66% son médicos; alcanzan el 91% en Enfermería y el 83% en Psiquiatría.
Victoria Velasco es una de esas doctoras de Familia que estudió cuando la profesión era más cosa de hombres, y ha sido testigo del relevo generacional que se ha vivido. Desde el sindicato Amyts (Asociación de Médicos y Titulados Superiores de Madrid), Velasco explica que uno de los pocos avances que se ha conseguido durante este tiempo es la exclusión de los turnos de guardia de las embarazadas, pero se les sigue abonando prorrateado respecto a las seis pagas anteriores.
En poco más que en esta medida ha cambiado la profesión durante las últimas décadas. Velasco reconoce que, sin embargo, pese a la mayor representatividad, en los puestos de responsabilidad el porcentaje de mujeres cae y es mucho menor que el de hombres, en su opinión «porque la gestión no se acaba de concretar», por lo que pide «sentarse a negociar la composición de las plantillas de forma adecuada».
Brecha salarial
Pese a la presencia cada vez más destacada de mujeres médicos, la brecha salarial sigue siendo acusada respecto a los hombres. Esto se debe, explica Eva Fernández, secretaria nacional de Igualdad del sindicato CSIF, a que conforme avanzan en su carrera profesional se acogen a reducciones de jornadas o excedencias que conllevan también una reducción del sueldo. Para conocer el verdadero papel de la mujer resultan claves, recuerda Fernández, los planes de igualdad, «la herramienta de las administraciones públicas para analizar la situación». Se exigen desde el año 2007, «pero aún hay ocho comunidades autónomas que no cuentan con uno»: Andalucía, Asturias, Baleares, Canarias, Extremadura, La Rioja, Madrid y Murcia, recapitula.
De esa brecha habla también Lorena Bassas, cofundadora de la plataforma sanitaria Top Doctors: «Reducirla es vital porque ya es el paciente quien ha tomado el control y exige una serie de parámetros sociales que los expertos deben asumir, siendo uno de ellos el de la no discriminación de género». Su empresa, que conecta a pacientes con profesionales sanitarios, está constituida en un 66% por mujeres.
El rol que se mantiene decantado hacia la mujer dentro del ámbito sanitario es el de la Enfermería. Fátima Caballero, enfermera de la UCI del Hospital Universitario Príncipe de Asturias, no alberga dudas tras 26 años de experiencia de que «si volviera a nacer, volvería a ser enfermera». Es la subdirectora del área de Salud de Cruz Roja Española también, por lo que ha compaginado su labor como profesional asistencial con misiones de emergencia de primera magnitud tales como terremotos, las epidemias de cólera y ébola y crisis de refugiados. «La vocación de servicio tiene que ver con la ayuda a los demás, compromiso y aportación a la sociedad. La Enfermería requiere además unas aptitudes y actitudes específicas», recuerda, que se adquieren con formación académica. En las aulas universitarias el número de hombres ronda el 10% y su incorporación ha sido constante.
En Farmacia la mujer es mayoría también: son el 71,7% de los miembros colegiados, según el Consejo General de Colegios Farmacéuticos (CGCOF). En este sentido, Cristina Tiemblo, vicetesorera del Consejo, defiende que las mujeres tienen «la responsabilidad de aportar su visión del futuro de la Sanidad y liderazgo en todos los ámbitos donde se toman decisiones». Rememora Tiemblo la labor de las 53.892 boticarias que han hecho frente a la pandemia y ahora deben también actuar para transformar el sistema sanitario. Hija de un médico, aunque en principio solo sabía que quería estudiar algo relacionado con el mundo de las Ciencias, ahora piensa que escoger la rama de Farmacia «fue un acierto», sobre todo por la parte de escucha, acompañamiento y empatía que destaca de su profesión.
A la hora de elegir profesión y pese a todo, los hombres «siguen pensando que necesitan ser protectores y mantener a su familia», argumenta Eva Rubio, profesora de Sociología de la Universidad de Comillas. En este sentido, para ellos la idea de éxito tiene que ver con «progresar, ganar dinero, tener un buen coche, etc.», expone, y no con desarrollarse profesionalmente de modo compatible con una pareja o con hijos.
Pasión por la enseñanza
Si los mundos del Derecho y la Educación (con un 68,6% de mujeres) son mayoritariamente femeninos, otra de las profesiones copadas por ellas es el sector bibliotecario y de archivos, con el 70,1% de los empleados. «Es un trabajo para quienes amen la enseñanza, está asociada a una formación generalmente en carreras de letras, gente que ha pasado por Historia, Literatura y es básico el contacto directo con el público», lo que condiciona su elección, resume Isabel Moyano, subdirectora general del Libro de la Comunidad de Madrid, en la que todas las directoras de las bibliotecas son mujeres.
Puestos como esos «ofrecen unas condiciones de temporalidad, parcialidad y económicas que hacen que las mujeres accedan con mayor facilidad a ellos y acepten esas circunstancias. Es decir, no cambia la gestión [del personal] al ser una empresa feminizada, sino que se feminiza para adaptarse a las necesidades de la empresa», arguye Mercedes Dueñas, profesora de Recursos Humanos de la escuela de negocios ESIC. El hecho de que haya más temporalidad y reducciones de jornada entre ellas «configura una realidad que necesariamente incide en la gestión, más que de recursos humanos, de personal: más altas y bajas y mayor rotación», asegura esta experta en conciliación, igualdad y diversidad.
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George is Digismak’s reported cum editor with 13 years of experience in Journalism