Friday, March 31

Los ciberestafadores pulen sus métodos de persuasión


Nadie está libre de caer en una estafa a través de internet. El perfil de los ciberdelincuentes está bastante definido –hombre de entre 23 y 40 años y nacionalidad española– pero no así el de las víctimas, pese al tópico que señala a los mayores como principales objetivos de los estafadores. Miguel López, secretario general de la Unión de Consumidores de Galicia, explica a ABC que la mayoría de las denuncias que recibe la asociación las presentan personas de entre 35 y 50. E incluso hasta un 15 % son «nativos digitales».

Cualquiera que se conecte a la Red puede ser víctima de una estafa telemática, pues los cibercriminales son cada vez más sofisticados en su ‘modus operandi’. Sin

 embargo, por muy desarrollados que estén tecnológicamente, es necesario un paso en falso del usuario para que los depredadores logren su objetivo. «Siempre se valen de un error humano», asegura el sargento Alberto González, jefe de los Equipos @ contra la Ciberdelincuencia de La Coruña. Lo corrobora el secretario general de Unión de Consumidores de Galicia: «Para que nos quiten el dinero es imprescindible nuestra colaboración, activa o pasiva». Por eso, tomar ciertas precauciones en las redes es fundamental para no dejar rendijas a los delincuentes por las que colarse y saquear cuentas bancarias.

Año tras año se disparan las ciberestafas y cada vez tienen peso dentro en los balances de criminalidad, especialmente por el auge del comercio electrónico, alimentado también por la pandemia. Y Galicia no es una excepción en esta tendencia. En 2021,
uno de cada seis delitos que se cometieron en la Comunidad fueron estafas informáticas. Y en 2020, el 66,13 % de las investigaciones asumidas por la Guardia Civil en Galicia estaban relacionadas con este tipo de delitos. «Y esto no para de crecer», recalca el portavoz de la Unión de Consumidores.

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El auge de los fraudes en las redes llevó al Ministerio de Interior, por ejemplo, a poner en marcha los Equipos @ de la Guardia Civil. Un total de 304 agentes en 84 equipos desplegados en todo el territorio nacional. En Galicia son una veintena de guardias civiles especialistas en delitos tecnológicos, distribuidos en seis equipos en las cuatro provincias. Los Equipos @ están concebidos para combatir la cibercriminalidad, aunque casi todas las investigaciones que asumen son ciberestafas, que en el global también son la tipología mayoritaria –tres de cada cuatro delitos cometidos a través de la Red–. De otros delitos cometidos por Internet, como pornografía infantil o extorsiones sexuales, por poner solo dos ejemplos, se encargan otras unidades ya especializadas en ello.

Cada vez más sofisticados

El primer objetivo de los estafadores es hacerse con los datos personales y bancarios relevantes de la víctima. Una forma de conseguirlos es a través del ‘phising’, correos electrónicos enviados simulando ser, por ejemplo, una entidad bancaria. Otras veces se utiliza el ‘smishing’, modalidad similar pero a través de mensajes SMS o Whatsapp. Y últimamente ha aparecido una versión más pulida, el ‘vishing’. Una estafa en dos pasos: tras conseguir los datos personales y bancarios a través del ‘phising’, los ciberdelincuentes llaman por teléfono a la víctima, haciéndose pasar por personal su sucursal bancaria, solicitándole la clave que le llega al móvil con la excusa falaz, por ejemplo, de evitar una transferencia supuestamente fraudulenta. En realidad su objetivo es el contrario: conseguir la clave para desfalcar la cuenta.

Aquí es donde el sistema se perfecciona, hasta el punto de que muchos delincuentes que operan en Galicia tienen acento gallego. Y al manejar, tras haberla obtenido previamente, información tan personal como la dirección del domicilio, DNI, teléfono y todos los números de las cuentas al descubierto, a estos grupos no les cuesta nada hacerse pasar por trabajadores de la propia sucursal, siendo en ocasiones capaces incluso de utilizar de ‘máscara’ en la llamada lo que aparenta ser el número verdadero de la oficina. «La clave es que consigan ganarse la confianza de la víctima», recalca López. «Y luego, cuando el ciberestafador te llama, ya lo saben todo de ti».

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Y los cebos son diferentes en función del perfil de las potenciales víctimas. Es difícil que un nativo digital caiga en la trampa de un burdo correo que llega al buzón de ‘spam’, pero corre más riesgos, por ejemplo, en Instagram. «Usan las redes sociales para captar los datos personales», alerta a ABC el sargento González. Y los jóvenes, y no tan jóvenes pueden ser engañados a través de una estafa que prolifera ahora por Bizum: pedir autorización para un pago y que con las prisas la víctima piense que lo acepta es en realidad un ingreso. Además, estos grupos saben usar el contexto en su beneficio: ahora, con los precios de la energía disparados, proliferan los timos haciéndose pasar por eléctricas.

González y López coinciden en señalar algunos consejos básicos para no caer en las trampas de los ciberestafadores: nunca dar datos bancarios, actualizar contraseñas y desconfiar de lo gratuito. Y es que «si no pagas por algo, tú eres el producto».


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