Wednesday, April 17

«Nos quejamos de los adolescentes cuando viven en casa como si fuera un hotel, pero los padres tenemos mucha responsabilidad»


MADRID
Actualizado:

Guardar

Las discusiones sobre quién baja la basura o quién baja al perro forman parte de la rutina diaria en muchas familias. Los enfrentamientos entre los hijos por quién pone o recoge la mesa son también muy habituales. Y entre los adultos, las cosas no mejoran. Según el Instituto de Estadística de Navarra, ellas tienen menos
tiempo libre que ellos porque son las mujeres las que más horas dedican a las tareas domésticas. Y es que la
corresponsabilidad no es aún una realidad en la sociedad, aunque sí ha mejorado algo en los últimos años, según el reciente estudio de Ariel e Ipsos.

Esta realidad la conocen a la perfección Ana Sancho, creadora de
Pequeños Amos de Casa
, y Noelia Terrer, autoras de ‘Tareas compartidas, familia feliz’ (Litera), un libro imprescindible en todo hogar porque…

¿qué pasaría si nadie hiciera las tareas domésticas?

El título del libro es muy acertado. Sin embargo, por los datos de los estudios que nos rodean, quizás alguna pareja o hijo cambiaría el título a «Tareas que hace mi madre/pareja, familia feliz», o algo así, ¿no?

Noelia Terrer (NT): Está claro que el título no refleja la situación actual, sino la ideal. Compartir tareas para lograr felicidad familiar es el objetivo y es la promesa que hace el título. Los hogares felices son aquellos en los que todas las personas lo son. Si una de ellas anda siempre sobrecargada de tareas y responsabilidades, no puede ser igual de feliz. Al título que propones yo le haría un cambio: «Tareas que hace mi madre/pareja, ¿yo feliz?». Aunque cueste creerlo, si una persona nunca hace nada en casa, no es una persona autónoma, capaz, completa. Eso, que puede parecer felicidad, no te enriquece en absoluto, es solo comodidad.

¿Por qué es importante desglosar cada tarea? Por ejemplo, el hecho de hacer la compra implica organizar menú, comprar y guardar todo.

NT: Es fundamental para que se entienda toda la dimensión del esfuerzo y la carga mental de muchas tareas, todos los preliminares que implican y todo lo que conllevan después. También para darnos cuenta de que hay ciertas tareas más sencillas que otras. O para poder hacer algunas en equipo. También es importante para que no se nos olvide nada a la hora de planificar, porque se harán las cosas a medias. Y porque todo lo que no está en la lista y, por tanto, asignado a alguien, ¿quién lo va a hacer?

Acudir al médico, a las reuniones del cole, atender a la mascota o gestionar las relaciones con la familia. ¿Por qué son tareas del hogar?

NT: Porque un hogar no es un espacio físico sin más. La función de un hogar es facilitar la vida a las personas que lo habitan. Eso implica cuidar de ellas, especialmente las menores, que no son todavía completamente autónomas y necesitan acompañamiento casi permanente. Las tareas que tienen que ver con el cuidado, además, son las que más tiempo y energía ocupan. Puedes fregar los platos escuchando música o pensando en tus cosas. Hasta puede ser relajante. Pero las tareas de cuidado requieren una implicación total, presencia física, mental y emocional. Y como siempre, si eso no está en la lista y asignado a alguien… ¿quién lo va a hacer?

Compartir las tareas del hogar, decís en el libro, es cuidar de nuestra casa y de las personas. ¿Cómo se relaciona todo ello?

NT: La casa no es importante por sí misma. Un espacio que mantenga el orden y la limpieza dentro de unos límites razonables es un espacio en el que las acciones del día a día son fáciles, fluidas y no crean estrés. Si una persona vive sola y lo quiere tener todo desordenado, muy bien. Es su decisión y su felicidad. No afecta a otras personas. Pero un hogar suele ser un espacio de convivencia y eso, lo mires como lo mires, da lugar a injusticias en el reparto del trabajo, por tanto, en el reparto del tiempo, del descanso, del ocio, etc. En definitiva, en el reparto de la felicidad. Lo importante son las personas. Esa es la tesis del libro: si repartimos las tareas, repartimos también la felicidad.

Also Read  “I have 24 magic wands of the main Harry Potter characters”

Ana Sancho (AS): Los más pequeños experimentan de primera mano esa felicidad que da el compartir las
tareas del hogar. En sus testimonios destacan lo felices que se han sentido mientras las hacían permitiéndoles compartir tiempo con los suyos, aportar su granito de arena, reconocimiento, aprendizaje, ahorro de tiempo, además de ver a los mayores más descansados y contentos y el hogar limpio y ordenado. Las tareas del hogar son una fuente de valores y no una carga. Claramente ven injusto e irresponsable que el peso de las tareas del hogar recaiga sólo en una persona. Trabajar en equipo acentúa el sentido de pertenencia y eso hace que se cuide y respete más a las personas y a la casa.

«Un hogar suele ser un espacio de convivencia y eso da lugar a injusticias en el reparto del trabajo, por tanto, en el reparto del tiempo, del descanso, del ocio, etc. En definitiva, en el reparto de la felicidad. Lo importante son las personas», señala Noelia Terrer

En el libro podemos leer: «Muy importante. No se trata de tener la casa arreglada para que vayan visitas a verla. Se trata de tener la casa en un estado que dé felicidad a las personas que vivís en ella». ¿Somos felices en un hogar ordenado y limpio? Seguro que hay gente que es feliz en otro sucio y desordenado…

NT: Y está muy bien si una persona vive sola. O si es una forma de vida de verdad decidida por todas las partes que conviven, y no porque no puedes más. La introducción de libro se llama: «¿Y si nadie hiciera las tareas domésticas?» Imaginamos una situación de convivencia en la que nadie hace nada de nada. Os animo a leerlo.

Una anécdota: En mi caso, cansada de ir detrás de mi hija adolescente para que recoja su habitación, le permití tenerla en el estado que ella quisiera (si mantenía la puerta cerrada). Eso duró mucho tiempo, mucho. Yo no daba crédito cuando me asomaba. ¡Cómo se puede vivir así! Se me hizo largo y difícil, pero fue un acuerdo al que llegamos ella y yo y lo respeté. Durante el último año, sin decirle nada, la tiene más ordenada que nunca. Ahora, se siente orgullosa y está planificando algunos cambios para organizarse mejor. Pero es un caso concreto, ojo, vivimos las dos solas y es sencillo de gestionar. Vamos, que no es un consejo, solo una anécdota para explicar que el desorden a veces solo es una reacción o una prueba. Yo no creo que dé felicidad real.

AS: Sí somos felices en un hogar ordenado y limpio aunque a veces nos cueste reconocerlo y más si eso conlleva ponernos manos a la obra. De mi experiencia con los más pequeños, confirmo que todos ellos valoran muy positivamente colaborar en las tareas del hogar porque según me dicen la casa huele a limpia, están más relajados, tienen más espacio para jugar, encuentran sus cosas y el ambiente es más alegre. En el desorden se puede vivir, pero finalmente afecta y nos lleva al caos tanto personal como profesional. Nos pasa factura.

Also Read  «Pensé que tenía una hemorroide y resultó ser un tumor»

Paso 3 del libro: «¿Quién se ha encargado hasta ahora?» Por vuestra experiencia. ¿Las familias se sorprenden cuando rellenan esta parte?

NT: Es sorprendente por las dos partes. Las mujeres siguen siendo educadas para cuidar y hay cosas que realizan de forma automática y no la tienen registrada, se da por hecho. En el caso de ellos, sucede lo contrario, cualquier tarea que realizan es consciente y la tienen clara en su cómputo. En cuanto a los hijos y las hijas, según su edad, claro, se dan cuenta de que las cosas no se hacen solas y valoran el esfuerzo adulto.

AS: Todos nos sorprendemos, como dice Noelia. Lo importante es dedicar tiempo en grupo para reflexionar, visibilizarlo y que sirva de punto de partida a la hora de elegir el hogar que queremos diseñar para nosotros. Un hogar nuevo donde sea responsabilidad de todos colaborar en las tareas del hogar formando equipo y donde la comunicación sea la base de todo.

«De mi experiencia con los más pequeños, confirmo que todos ellos valoran muy positivamente colaborar en las tareas del hogar porque según me dicen la casa huele a limpia, están más relajados, tienen más espacio para jugar, encuentran sus cosas y el ambiente es más alegre», dice Ana Sancho.

¿Cuál es la mejor manera de repartir las tareas?

AS: El mejor reparto de las tareas del hogar es aquel que diseñe cada familia atendiendo a sus necesidades y capacidades, implicando a todos los miembros de la casa y donde cada uno se responsabilice de lo suyo y también de alguna tarea del grupo. Siempre será mejor poder elegir de forma natural según gustos o preferencias antes que imponerlas. Las restantes, por ejemplo, pueden elegirse a modo de juego y mejor si las acompañamos con música.

Sí es importante que haya un equilibrio entre las tareas que desarrolla cada uno ya que no todas son iguales atendiendo a la dificultad, la frecuencia, la urgencia, el reconocimiento, el esfuerzo… De ahí que aconseje rotarlas, eso nos ayudará a valorarlas todas y a saber hacerlas y no caer en la trampa de que lo que hacen otros es más fácil y cómodo. Repartiendo así el trabajo reforzamos la idea de equipo y confirmamos que en casa somos iguales. La acción llama a la acción por lo que es mejor estar más de uno en acción a la hora de colaborar, eso motiva y nos hace sentir mejor.

Y… ¿qué pasa con aquellas tareas que nadie quiere?

AS: En ese caso una vez más toca comunicarnos y sobre todo negociar con otro miembro de la familia. Lo que está claro es que no hay excusas para dejar de hacerlas, tanto en el libro como en el canal de Youtube de Pequeños Amos de Casa encontrarán muchos tutoriales de tareas del hogar que ayudarán a ponerse en modo ON. No soy partidaria de perdonar una tarea, eso puede crear confusión y relegarlas a un segundo plano. Para mí las tareas del hogar son tan importantes como cualquier otra tarea que tengamos que realizar. Por eso hablo de negociar y no de perdonar cuando por temas personales uno no pueda realizar la tarea asignada. Todo ello nos unirá como familia y nos hará ser más responsables, valorando el tiempo propio y el de los demás.

Niños y tareas. Explicáis muy bien en el libro qué tareas pueden hacer en función de su edad. Padres y madres son los primeros en saber qué pueden y no hacer en función de su desarrollo. Pero, ¿qué errores comunes cometen las familias para que, desde pequeños, no se les implique? A mi se me ocurre: «Ya lo hago yo, que voy más rápido»

Also Read  Tories – for the good of the nation, save your party from this moral void | John Harris

AS: Sí, ese es el principal error, pero podemos destacar otros muchos, como el de dejarnos llevar por la inercia, repetir inconscientemente patrones aprendidos muy tóxicos, excusar tanto a grandes como a pequeños de no poder hacerlo, porque no saben, son pequeños, no tienen tiempo, es peligroso, o porque no lo van a hacer a nuestro gusto y sobre todo por considerar que es algo que harán cuando sean mayores y no dar a las tareas del hogar el lugar que se merecen. Son una prioridad. Se nos escapa la vida sin formar equipo en el hogar y dejando que nuestros hijos sean meros espectadores en lo relacionado a las tareas del hogar con las consecuencias que ello acarrea.

«Para mí, las tareas del hogar son tan importantes como cualquier otra tarea que tengamos que realizar. Por eso hablo de negociar y no de perdonar cuando por temas personales uno no pueda realizar la tarea asignada. Todo ello nos unirá como familia y nos hará ser más responsables, valorando el tiempo propio y el de los demás», asegura Ana Sancho.

Entrados ya en la adolescencia, nos quejamos de la inacción que tienen y de que viven en casa como si fuera un hotel. Ahí tenemos mucha responsabilidad los progenitores. Es vital enseñarles desde muy temprana edad que es responsabilidad de grandes y pequeños colaborar que no ayudar en el hogar, siendo los adultos sus referentes. Eximir de hacer las tareas del hogar a una persona y más si se prolonga en el tiempo no es nunca una muestra de cariño, aunque a veces lo creamos, es un abuso.

Pensar en qué comemos mañana, en que hay que comprar la cartulina el miércoles, como muy tarde, para que el niño lleve el viernes el trabajo, pensar en sacar el puré del bebé del descongelador para que cuando lleguemos tenga cena… ¿Todo esto es trabajar?

NT: Pensar también es trabajar. Gestionar y dirigir suele es el trabajo más valorado y mejor pagado fuera de casa, en las empresas. Pero se invisibiliza cuando se trata de la gestión familiar, sobre todo cuando lo asumen las mujeres. Como decíamos antes, parece que hacemos cosas con el piloto automático, porque nos han programado así y no las contamos en ese registro de tareas. La consecuencia es menos tiempo libre cada día para descansar, para cuidarse, para divertirse. Más responsabilidad, más estrés, más cansancio emocional, que llega incluso a la depresión. Se valora poco o nada todo ese esfuerzo.

Por eso, otro capítulo, mi favorito, está dedicado a la carga mental. La explicamos con una metáfora tecnológica, comparando a mamá con un móvil. La App Carga Mental viene de serie, hace que todo funcione en casa y está al tanto de todo (es mucho más eficaz que Siri). Pero ocupa mucho espacio y gasta demasiada batería. Así que mamá luego no tiene tiempo ni espacio para las App divertidas como Salir con Amigas, Tiempo en Pareja, Leer Libros…

«Se nos escapa la vida sin formar equipo en el hogar y dejando que nuestros hijos sean meros espectadores en lo relacionado a las tareas del hogar con las consecuencias que ello acarrea», afirma Ana Sancho.

¿Cómo hacer equipo en la familia sin que nadie mande? Supongo que alguien debe liderar… ¿o no?

NT: Pues si alguien se va a preocupar por comprar el libro, leerlo, reunir a la familia y dirigir un poco toda esta gestión inicial para repartir el trabajo y luego supervisar, al menos al principio, que todo se ponga en marcha… en los hogares en lo que haya una mamá, yo apostaría a que lo hace ella. Según las ventas de Litera Libros, el tema familia sigue siendo abrumadoramente femenino. Pero es cierto que cada vez más papás se involucran cada vez más. Yo espero que el libro, aunque lo compre mamá, sirva para lo que dice el título: repartir las tareas, repartir ese liderazgo y, sobre todo, repartir la felicidad.

AS: Sintiendo que más que mandar lo que vamos a hacer es acompañar para que todo fluya lo mejor posible en beneficio de todos. Es lógico que lo lidere en un principio la persona que más experiencia tenga, que como sabemos en la mayoría de los casos es la madre. Para ello tendremos que reflexionar, escuchar y tener en cuenta todas las opiniones. Ser flexibles y tener la voluntad de dar lo mejor de nosotros no fuera de casa como acostumbramos sino esta vez a los nuestros.

Ver los
comentarios


www.abc.es

Leave a Reply

Your email address will not be published. Required fields are marked *