Corresponsal en Lisboa
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La Comisión Independiente para el Estudio de Abusos Sexuales a Niños en la Iglesia Católica de Portugal ha difundido un primer
informe sobre sus investigaciones, donde afirma que ha recogido 290 testimonios en sus tres primeros meses de vida. Aunque a siete de ellos no les ha dado credibilidad y resultaron invalidados porque contenían insultos y datos incoherentes.
De esa cifra global, 16 casos se han enviado a la Fiscalía ya que no han prescrito y reúnen todo tipo de pruebas y, por tanto, su veracidad parece incuestionable.
De cualquier modo, el coordinador del grupo de trabajo, Pedro Strecht, avanza que «más de la mitad de las pesquisas revelan un número posible, o altamente probable, de una cantidad mayor de víctimas».
Así las cosas, matizó: «Todos los supuestos están siendo valorados en su conjunto para que puedan ser convenientemente analizados».
Efectivamente, será el Fiscal General del Estado quien tenga la última palabra con el objetivo de decidir hasta dónde llega cada una de las investigaciones en curso. Además, hay otros ejemplos que se pueden añadir en las próximas semanas.
Pero, ¿por qué presentar ya un informe que solo es parcial? La Iglesia portuguesa ha querido dar una clara imagen de transparencia y se ha anticipado a las acusaciones de oscurantismo que comenzaban a circular. Lo ha hecho con toda naturalidad y sin complejo alguno para que a nadie se le ocurriera lanzar sospechas, hoy por hoy completamente fuera de lugar.
Predominan los hombres en el listado de abusos cometidos, aunque las mujeres acumulan una seria experiencia en este sentido. Una serie de personas que tenía edades comprendidas entre los 2 y los 17 años, la primera vez en que fueron abusados.
Más trabajos
Los trabajos se prolongarán durante los meses que restan de este 2022 y solo al final del año llegará el informe definitivo, de acuerdo con las previsiones. Siempre en función de variables como el número de mensajes intimidatorios que entran en juego, si hubo episodios de penetración, etcétera.
La juez jubilada Ana Nunes de Almeida interviene como asesora jurídica y divulgó ciertos pormenores complementarios: la comisión ha solicitado entrevistarse con 21 obispos portugueses. Se ha reunido con 11 y con otro lo hará este miércoles. Cinco de ellos no han expresado aún si están dispuestos a colaborar o no.
Queda, en consecuencia, un significativo periodo por delante con tal de desarrollar las investigaciones, que se ponen en marcha una vez contrastadas las denuncias realizadas a través de una línea telefónica especial, una página de internet y una dirección de correo electrónico (de manera anónima en todos los casos, de acuerdo con las garantías ofrecidas por las instituciones religiosas que se han mostrado a favor de no demorar más estos planes esclarecedores).
Algunos de los afectados no residen actualmente en territorio portugués. Los hay que viven en Estados Unidos, Canadá, Francia, Suiza, Luxemburgo o Reino Unido.
La transparencia se refleja desde que el órgano echó a andar. Todo el proceso se ha simplificado en gran medida con el fin de agilizarlo en la práctica. Por esa misma razón, puede rellenarse un formulario en la web darvozaosilencio.org (‘dar voz al silencio’) que detalle las circunstancias que la persona en cuestión recuerda sobre lo acontecido en el supuesto de considerarse víctima.
Las otras dos opciones son enviar un correo electrónico a [email protected] y llamar al (00 351) 91 711 00 00, especialmente habilitado para la ocasión.
Incluso se prevé una posibilidad adicional para que el flujo de denuncias no se detenga: concertar una cita en persona con la idea de contar todo a un miembro de la comisión.
También se tendrán en cuenta los documentos periodísticos que incidan en esta espinosa materia, que se aborda con valentía basándose en esta iniciativa.
Plazos
El programa de denuncias, que incluirá la consulta de los archivos de las diócesis, no se dilatará de manera innecesaria, sino que la Conferencia Episcopal Portuguesa acota los plazos en aras de concretar las cosas y después tener tiempo suficiente para elaborar un informe que esclarezca los distintos casos. Con posterioridad, la Iglesia de Portugal no tendrá la capacidad ejecutiva, pero trabajará en estrecha colaboración con la Fiscalía pública.
La comisión establece que, lo más tardar la próxima Navidad, estará terminado el proceso múltiple de recogida de testimonios.
Las palabras de Pedro Strecht no dejan lugar a dudas acerca del camino a recorrer: «La comisión ha nacido con vocación de estar al lado de la gente y para estar totalmente dispuesta a escucharla». A su juicio, la principal meta de las pesquisas es «lograr la reparación de la dignidad todas y cada una de las víctimas».
Las conclusiones se presentaron en la Fundación Gulbenkian de Lisboa, pero fue en el Santuario de Fátima donde la Iglesia del país vecino puso en pie el órgano nacional para investigar «los abusos sexuales contra menores y adultos vulnerables», en clara referencia a los posibles casos que salgan a la luz relacionados con jóvenes que presentan algún tipo de discapacidad.
La comisión portuguesa comenzó sus trabajos unos meses antes de que la Conferencia Episcopal Española encargarse al despacho de abogados Cremades & Calvo Sotelo un auditoria independiente con los mismo fines. Además su coordinador, Pedro Strecht, también se ha incorporado, como experto, al grupo de trabajo español
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George is Digismak’s reported cum editor with 13 years of experience in Journalism