Tuesday, April 16

Premios Goya: Autoservicio de cabezones



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La sensación antes de empezar los
Goya era de vuelta al cole. Ese primer día en que hace ilusión ver a los amigos tras el verano. El verano de nuestro descontento ha sido la pandemia. La nueva expresión es «100% presencial». Los Goyas corales tuvieron tantos presentadores como TVE en la alfombra roja. Recíproco era el nivel de adulación de los profesionales de TVE a los actores y de los actores a los presentadores, con mención especial a la adoración por el santo Carlos del Amor Hermoso. Será mi mezquino ‘noaguantómetro’, pero a una noche en la que ya tenemos asumido al periodista cultural van y añaden a Joaquín Sabina… Y a Pedro Sánchez, que ha visto ‘Mediterráneo’ y ‘Maixabel’.

Le quedan las otras dos. Luego Verónica Echegui animaría a Sánchez a ver su cortometraje en familia. Y un vídeo de la gala, casi de Mota, le recordó el precio de la luz. El de Pantomima Full, bien.

Empezó la cosa con ‘Calabuig’ y fuegos artificiales. Fuera, claro. Y luego un «Bienvenidos y bienvenidas». Más tarde habría un «guapes» y un «todes». ¿Y el «Por favor todos en pie» para escuchar una versión entre infantil y espantosa del ‘Libre’ de Nino Bravo? Con Jedet, Cristina Castaño («la guarrilla pelirroja») y Bebe. Qué bochorno. Carmen Machi fue la primera presentadora y se puso a hablar en lengua cooficial. Empezó un parlamento en el que supongo estaba el guion de Bárbara Alpuente, Ángela Armero, Alberto López y Núria Roca.

Salieron Charo López (¡Charo López!), Belén Rueda (catwoman con capa), Vicky Peña, Juana Acosta y Najwa Nimri para dar los goyas seguidos a mejor sonido (uno de los premiados tocó mucho culo antes de salir), diseño de vestuario, mejor dirección artística, mejor dirección de producción y mejor maquillaje y peluquería. El Goya era selfservice. Estaba en una columna y lo iban cogiendo después del rollo del discurso. Lo malo de un buen guion de gala es que, salvo excepciones, lo boicotean los premiados. A veces son ciento y la madre. Y quieren hablar todos.

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No fue autoservicio el
Goya a Cate Blanchett, que lo llevaba Pedro Almodóvar en brazos. Penélope Cruz la presentó como Cate Blanchett con acento en la e. La gente de pie aplaudiendo a la diosa. Sí a ella misma («sí a me stessa»), que hasta habló de Buñuel. Después de ver a este trío de figuras en el escenario, salió el grupo donde estaba Eduardo Casanova. Lástima que el premio a mejor corto de animación no fuera para Carla Pereira, que fue disfrazada de gato como el protagonista de su corto. Casanova no sé de qué iba disfrazado. Willy Montesinos creo que iba de la abuela de la fabada.

Qué gran aplauso a Fernando León de Aranoa ya cuando salió a recibir el Goya a mejor guion. Aunque al verlo yo sólo pienso en productos para su pelo. Lo mejor de la noche, Sacristán, Blanchett, el primer Goya para Blanca Portillo y las mangas de Paco León. Sólo le faltó llevar los botines con piel en forma de chimpancé de Elsa Schiaparelli. Lo peor, aparte de que nunca acababa, Roures (el buen patrón) y los brillos de todos. Volver al cole es un coñazo.

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