Friday, March 29

¿Una pizzería en tu propia casa? Probamos el horno inteligente para pizzas Sage Smart Oven Pizzaiolo



Se llama Sage Smart Oven Pizzaiolo y si eres una amante de las pizzas como yo te recomiendo que sigas leyendo porque esto te interesa.

Me fascina la pizza, es sin lugar a dudas mi comida favorita, lo que ya es un gran punto de partida para afrontar una prueba como esta. No solo eso, como buen cocinillas he intentado en numerosas ocasiones elaborar mis propias masas caseras de pizza con éxito dispar. 

La realidad es que por mucho que lo he intentado no he logrado hornear jamás una masa casera capaz de competir con las auténticas pizzas napolitanas, mis favoritas, y siempre he pensado, modestia aparte, que el problema podría estar en el horno.

Es por eso que estaba muy intrigado en descubrir lo que este singular horno doméstico inteligente para pizzas de Sage era capaz de ofrecerme.

Probamos el Sage Smart Oven Pizzaiolo:

  • Un horno para pizzas en miniatura
  • Horno para pizzas vs Horno convencional
  • Pizzas, pizzas y poco más
  • A la altura del mejor restaurante italiano
  • Consumo elevado, mantenimiento sencillo
  • Las cosas buenas (y ricas) tienen un precio

Uno de los primeros temores para afrontar esta prueba era el tamaño del horno, mi cocina no es muy grande y tampoco dispongo de mucha capacidad de almacenamiento para guardar electrodomésticos muy voluminosos.

El tamaño de la caja parecía corroborar mis peores temores, pero tras desembalar el horno para pizzas me sentí muy aliviado. Llega muy bien protegido lo que hace que parezca mucho más grande de lo que en realidad es.

  Sage Smart Oven Pizzaiolo
Dimensiones 47.2 x 46.5 x 27.3 cm
Capacidad Pizzas de hasta 30 centímetros
Accesorios Pala para pizzas / Sartén de hierro
Modos de uso Manual / Automático
Número de modos automáticos 7
Temperatura máxima 400 grados
Peso 15 kilos
Potencia 1.890 – 2.250 vatios
Materiales de construcción Acero Inoxidable
Precio 829,90 euros

Ojo, no es pequeño, pero si lo suficiente para que sea manejable y relativamente fácil de transportar para su uso en caso de que como yo no tengas la opción de poder dejarlo fijo en algún lugar de la cocina. 

Mide 47.2 x 46.5 x 27.3 centímetros y pesa algo menos de 15 kilos, para que te hagas una idea cabe perfectamente encima de una placa de inducción estándar que es donde yo lo he colocado para las pruebas.

Superado el problema del tamaño lo primero que llama la atención es la calidad de su construcción, resulta evidente a primera vista y sin casi necesidad de tocarlo que estamos ante un producto de gran calidad.

El Smart Oven Pizzaiolo de Sage está construido casi en su integridad en acero inoxidable, con un tacto espectacular y con un diseño realmente bonito que recrea una versión reducida de los hornos de leña para pizzas tradicionales italianos.

Además del horno incluye como accesorios una pala de pizzero metálica -un tanto endeble- para meter y sacar las pizzas del horno, una fuente de hierro fundido para hacer pizzas a la sartén y verduras con un asa removible, y una piedra de horno circular de 30 centímetros de diámetro.

En la parte frontal cuenta con un asa para abrir la puerta que da acceso a la zona de horneado, justo debajo hay un cristal que permite ver desde fuera el proceso de cocción y dejado del mismo, en la parte inferior derecha, los tres controles en forma de dial que permiten ajustar las diferentes funciones.

La puerta se abre con facilidad, no hace falta hacer un gran esfuerzo, y dispone de un resorte que la mantiene abierta cuando la abrimos en su totalidad. Los primeros días hay que tener un poco de cuidado ya que el resorte está todavía muy fuerte y tiende a cerrar la puerta al más leve toque, por suerte con el uso se afloja y se soluciona el problema.

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Al abrir la puerta se desliza unos centímetros hacia fuera la bandeja en la que se deposita la piedra para hornear con el fin de facilitar la entrada y salida de la pizza. 

A estas alturas de esta prueba del Sage Smart Oven Pizzaiolo es probable que ya te estés preguntando cuál es la diferencia entre este horno para pizzas y el que tienes en tu cocina.

La respuesta es sencilla: la temperatura. Mientras que los hornos convencionales alcanzan como máximo los 300 grados, el Pizzaiolo de Sage llegas hasta los 400 grados, temperatura óptima y necesaria para hornear una auténtica pizza napolitana.

Para ello cuenta con dos resistencias en espiral, una en la parte inferior directamente en contacto con la piedra de hornear y otra justo encima, todo ello en un espacio refractario muy reducido que junto a la piedra concentra el calor en un área muy concreta.

Esto le permite recrear los tres tipos de calor que genera un horno tradicional de leña: por contacto, suelo radiante y de convección. 

Además, gracias al sistema de control inteligente de la temperatura Element iQ “puede replicar el entorno de horneado ideal para pizzas al estilo neoyorquino, a la sartén, con masa fina y crujiente e incluso pizzas congeladas”, según el fabricante.

Una vez que ya entendemos la diferencia con un horno convencional es importante dejar claro otro aspecto: el Sage Smart Oven Pizzaiolo es un horno casi exclusivo para hacer pizzas, a lo sumo puedes cocinar alguna verdura o calentar pan blanco o tortillas

No se trata de un dispositivo multifuncional que permita cocinar panes, bizcochos u otro tipo de alimentos habituales en un horno convencional, por sus características y prestaciones su utilidad está casi dedicada a la elaboración de pizzas, algo que sin duda hay que tener en cuenta si te planteas su compra.

Dispone de dos modos de uso principales: automático y manual. El primero es el modo por defecto y el recomendado para el 90% de usuarios, mientras que el segundo solo lo recomendaría una vez que hayas adquirido mucha experiencia.

En modo manual permite ajustar la temperatura de las dos resistencias de forma independiente, además de controlar el nivel de potencia de las mismas. Su activación hace que la operativa de los diales controles cambie, hasta el punto de que se incluye una plantilla magnética con las temperaturas y las resistencias en uso para no ir a ciegas.

Un modo bastante complejo que permite unos resultados más precisos y personalizados pero que requiere cierta experiencia y muchas horas de uso con los modos automáticos para poder sacarle el máximo partido.

En mis pruebas he utilizado en todo momento los modos automáticos, y no he sentido en ningún momento necesidad de dar el salto al modo manual.

Y es que no puede ser más sencillo. El dial pequeño de la parte derecha permite seleccionar el nivel de tostado de los bordes de la pizzas con hasta seis niveles, mientras que el central además de hacer la veces de botón de encendido sirve para seleccionar el estilo de pizza o alimento que deseas cocina con hasta 7 opciones: 

  • 400 grados (para verduras al horno)
  • Leña (para pizzas estilos napolitano)
  • Fina y crujiente
  • Masa Gruesa
  • A la sartén
  • Congeladas (para pizzas congeladas o refrigeradas )  
  • 160 grados (para cocinar ingredientes sobre pan o tortillas)

Una vez elegido comienza en proceso de precalentamiento del horno, que se demora más o menos dependiendo de la temperatura objetivo: unos 13 minutos para el modo de pizzas congeladas (unos 200 grados), 19 minutos para el modo leña (unos 370 grados) y algo menos de media hora para llegar a la temperatura máxima de 400 grados.

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Para alertar de que se ha alcanzado la temperatura deseada se escucha una señal acústica y el LED de temperatura deja de parpadear.

Aunque como ya he comentado había tenido algunas experiencias en la elaboración de masas para pizzas no considero que sea requisito indispensable para conseguir unos buenos resultados con este horno, ni tan siquiera tiene que gustarte la cocina, simplemente necesitas ganas de hacer pizza.

Dispone de un manual descargable en el que se detalla paso a paso la elaboración de las masas, además de algunas recetas de las pizzas más conocidas. Te recomiendo que empieces por ellas ya que, si sigues el proceso paso a paso, respetas las cantidades y tiempo de fermentación indicados puedo asegurarte que obtendrás buenos resultados.

Los más “pesado” es la elaboración de la masa, ya que requiere de tiempos de reposo (un mínimo de 8 horas desde que haces la masa hasta que puedes estirarla) y de cierto control. Para el amasado es recomendable contar de una amasadora automática, o como en mi caso un robot de cocina. Se puede hacer a mano, pero es mucho más trabajoso y pesado.

Es importante seguir las instrucciones a la hora de estirar la masa, añadir los ingredientes y el proceso de introducir la pizza en el horno utilizando la mezcla se sémola y harina. Éste es sin duda el punto más delicado del proceso ya que sin no estás rápido la masa se pega a la pala y todo se convierte en un pequeño caos.

El problema sobre todo es si algo de comida cae sobre la piedra, la temperatura es tan alta que se calcina al instante provocando humo e incluso alguna pequeña llama. No te asustes, es algo normal y el horno está preparado para ello. Con la práctica te aseguro que deja de ocurrir y es todo bastante limpio y sobre todo rápido.

Una pizza napolitana se cocina en tan solo 2 minutos o incluso menos por lo que es recomendable utilizar el temporizador ubicado en el dial izquierdo, si te pasas más de la cuenta la pizza se achicharra.

He comido pizza napolitana en Italia y en cientos de pizzerías de todo el mundo, ya he comentado que me encanta este tipo de pizza y la suelo pedir siempre que puedo, y puedo asegurar que no tienen nada que envidiar. 

Obviamente no tienen ese gusto especial de la leña, pero a nivel de esponjosidad, burbujas y ese efecto leopardo de los bordes tan característicos de la pizza napolitana poco o nada tienen que enviarle a las pizzas de cualquier restaurante especializado.

He invitado a familiares a degustarlas y alguno ha llegado a afirmar que era la mejor pizza que había comido nunca, una exageración claro está, pero no deja de ser un buen indicador de la calidad de los resultados.

¿Se pueden conseguir los mismos resultados con un horno convencional? No, he utilizado la misma piedra y masa a los 300 grados de máximo que permite mi horno y a pesar de que el resultado fue mucho mejor que en otras ocasiones, no tiene nada que ver. No solo la temperatura, las condiciones especiales que se consiguen con el Sage Smart Oven Pizzaiolo no se pueden emular en el horno de casa.

He probado otras recetas y tipos de pizza, también he transteado -muy a mi pesar- con el modo específico para pizzas congeladas, que mejora bastante el resultado aunque no esperes milagros. 

Los resultados son muy buenos en todos los modos, pero no son tan espectaculares como con la masa napolitana, en cuanto la pruebas por primera vez no quieres hacer otra cosa.

El consumo eléctrico es una de las cosas que seguramente te pueda preocupar si te ha llamado la atención el horno para pizzas de Sage, ya que como el mundo sabe los hornos son unos de los electrodomésticos que más consumen, y este no es una excepción. 

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Aunque su tamaño sea más pequeño, el uso de dos resistencias tan potentes y las altas temperaturas de funcionamiento hacen que su consumo sea similar al de un horno convencional, con un rango de potencia que oscila entre los 1.890 y 2.250 vatios.

Es un consumo alto pero hay que tener en cuenta que su uso es muy puntual y que una vez alcanzada la temperatura deseada, además de reducirse el consumo, los tiempos de cocinados son bastante breves: entre los 2 minutos para la pizza napolitana hasta los 18 minutos para una pizza de masa gruesa, la que más tarda en cocinarse.

En cuanto al mantenimiento resulta bastante sencillo, aunque depende mucho de cómo haya transcurrido el cocinado, ya que en el momento en que algo de comida caiga sobre la piedra se genera humo que deja marcas en la parte interior de la puerta, además de carbonilla provada por la sémola quemada y manchas en la piedra.

El interior es bastante angosto y no es cómodo retirar la carbonilla y los restos de comida y sémola, en estos casos la boquilla alargada del aspirador ayuda bastante. 

En cuanto a las manchas del interior de la puerta salen bien con una bayeta humedecida, aunque sin son más rebeldes puede utilizar algún tipo de producto no abrasivo, en mi caso he probado con los borradores mágicos de Mercadona y han funcionado de maravilla.

Lo que más sufre es la piedra de hornear, su material poroso hace que se manche con mucha facilidad, pero no debe importarte ya que no afecta a su funcionalidad. El fabricante recomienda limpiar y retirar los posibles restos simplemente con una esponja ligeramente humedecida.

No se debe meter en el lavajillas, poner a remojo o utilizar jabones o productos químicos para su limpieza, simplemente agua, por lo que lo normal es quede completamente ennegrecida con el paso del tiempo, pero como digo no pasa nada, es absolutamente normal.

El problema de analizar este tipo de productos es que suelen crear en mí una necesidad que antes no tenía, necesidades que habitualmente no salen baratas, y a las pruebas me remito.

El Sage Smart Oven Pizzaiolo tiene un precio de 850 euros en Amazon, aunque en el momento de realizar esta prueba se puede adquirir en oferta por 699,90 euros directamente en la web de Sage, convirtiéndose en el único lunar de un producto al que sinceramente resulta casi imposible encontrarle un inconveniente.

Antes de esta prueba me hubiera parecido, como seguramente te lo parezca a ti, una frivolidad comprar un horno para hacer pizzas de más de 800 euros pero después de pasar varias semanas con él en casa no lo tengo nada claro.

He disfrutado mucho durante estas semanas de pruebas, tanto mi familia como yo, resulta muy divertido probar nuevos ingredientes e involucrar a los niños a la hora de hacer las pizzas. A nada que te guste un poco vas a disfrutar de un producto como este.

También me gusta saber en todo momento los ingredientes que estoy utilizando y su calidad, porque la verdadera pizza nada tienen que ver con las que nos venden las grandes cadenas, y con este horno inteligente puedes hacer pizzas auténticas en tu propia cocina que nada tienen que envidiar a las de cualquier buen restaurante italiano.

Mi lado emocional lo desea, mientras que mi lado más racional me remite en todo momento a su precio… tremendo dilema el mío. 

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