violó, torturó y mató a decenas

El caso, que perfila al exacadémico de la Universidad de Charles Darwin como un «sádico» depredador sexual animal, se ventila en los Tribunales australianos desde abril de 2022, cuando fue detenido en un operativo que llevó a incautar en su residencia abundantes evidencias de una práctica aberrante y sistemática que comenzó en 2014.

Se estima que entre 39 y 42 perros fueron sometidos a sus crueles sesiones que, además, grababa y compartía con personas con su misma inclinación por la zoofilia. De hecho, fue su afición por propagar videos de sus brutales actos de zoofilia lo que lo dejó al descubierto, luego que uno se filtrara a la División de Bienestar Animal del Territorio Norte de Darwin y la Policía comenzara a seguirle la pista.

Durante la audiencia en la que Adam Britton, de 51 años, admitió los cargos en su contra: 56 por zoofilia y cuatro por tenencia y difusión de material de abuso infantil, el presidente del Tribunal Supremo del Territorio Norte, Michael Grant, advirtió a los presentes, personal de seguridad, los alguaciles y los periodistas, que consideraran permanecer en la sala pues presenciarían «actos de crueldad grotesca y perversos, que son, a la vez, confrontadores y angustiosos», detalla ‘ABC News’ en su portal web.

En la exposición de cargos, el fiscal Marty Aust describió al zoólogo, cuya reputación lo llevó a codearse con el legendario locutor y biólogo británico David Attenborough, como un «delincuente que ha tenido un interés sexual sádico por los animales y, en particular, por los perros«. Detalló que, además, de abusar a sus mascotas, Ursa y Bolt, también violó, torturó y mató a decenas de perros que consiguió en un portal de compraventa online, en su mayoría mascotas de personas que por razones laborales ya no podían hacerse cargo de su cuidado.

El fiscal reveló que el famoso especialista en cocodrilos solía contactar con los dueños de perros para negociar la custodia de sus animales, y en muchos casos les tomaba fotos antes de torturarlos y matarlos para enviárselos a sus dueños y aparentar que estaban bien cuidados.

Vídeos, armas, juguetes sexuales y cabezas de perros

Si bien Adam Britton ha admitido su culpa, las autoridades ya tenían en su poder pruebas contundentes en su contra incluido un amplio archivo digital que guardaba en ordenadores, teléfonos móviles, cámaras y memorias.

El medio australiano detalla que el acusado había convertido un contenedor de transporte en una especie de cámara de tortura y sacrificio equipada con material de filmación. Según la fuente, durante la requisa del lugar la Policía incautó al menos 44 artículos que empleaba en sus crueles sesiones: «Ordenadores, teléfonos móviles, cámaras, discos duros externos, herramientas, armas, parafernalia canina y juguetes sexuales», detalla.

Además, hallaron desde animales heridos hasta cadáveres y cabezas de perros en descomposición. De acuerdo don el fiscal Britton utilizó una cuenta en Telegram para difundir vídeos e imágenes con personas con afinidad por el sadismo zoofílico.

«A través de estas aplicaciones, el delincuente hablaba de su ‘recuento de muertes’ y describía el contenedor de transporte de su propiedad como su ‘sala de tortura’», declaró el Sr. Aust al exponer al Tribunal que habían tenido acceso a unos 114 chats en los que el acusado contaba a sus contactos cómo ejecutaba su abuso y cómo adquiría los perros.

El medio ‘ABC News’ reproduce un mensaje en el Britton justifica su inclinación delictiva: «Lo había reprimido. En los últimos años lo he vuelto a sacar y ahora no puedo parar. No quiero parar». La próxima cita en los Tribunales para el acusado quedó fijada para el 13 de septiembre y se espera concluya varios días después con el debate de sentencia.